Política: La columna de Herman Vespa
Libertad o Despotismo
La campaña política hace tiempo que comenzó y en función del paso del tiempo, se va haciendo más ostensible. Desde todas las tiendas, con especial intensidad desde la oposición. Llegando a esta instancia preliminar digamos, bueno es tratar de analizar, aunque al menos someramente el escenario al respecto. Y en tal sentido decir que el País, como nunca tal vez, en la futura elección Presidencial se está jugando sin duda su destino institucional. Su futuro como Nación. No se trata de suponer escenarios, tampoco de conceptos exagerados. E s el simple planteo de una realidad, avalada por hechos que nadie desconoce, que son de público conocimiento por otra parte y que, irremediablemente nos conducen a pergeñar un futuro plagado de acechanzas. El Frente Amplio, uno de los actores fundamentales de este pleito electoral en ciernes. Se ha radicalizado a niveles desconocidos, históricos diríamos, porque nunca antes se había dado una situación como la presente. Entre esos factores que nos conducen a expresarnos de este modo, el primero e inmodificables, al menos en el corto plazo, lo es el hecho puntual de que la mayoría dirigencial del conglomerado izquierdista lo ostentan actualmente los Tupamaros y sobre todo el Partido Comunista. Y al respecto es imposible dejar de establecer que se trata de partidos cuyo perfil muy lejos esta del democrático. Por el contrario, están en las antípodas de valor semejante. Y quienes lógicamente puedan discrepar con nuestra concepción lo son por sin duda, por motivos que no son otros que las concordancias ideológicas. Consecuentemente participes, de su visión con relación al país y al mundo de ambos. Que muy lejos esta, apresurémonos a decirlo, de la idiosincrasia del pueblo uruguayo. De valores que nos han distinguido en el concierto mundial inclusive. Y que nos han hecho respetados y en muchos casos ejemplo para muchas naciones del orbe. Al margen de lo aludido hay otro aspecto a tener en cuenta. De resonancia inusitada, además de justificado asombro. Generalizado por otra parte. Los dos candidatos de la fuerza de izquierda, con mayor índice de aprobación, han expresado, toda vez que se les ha interrogado sobre el tema que en Cuba no hay Dictadura. Analizar afirmación semejante carece de sentido práctico, desde el punto de vista de estar ante expresiones que nada tienen que ver precisamente, con la dolorosa realidad de la Isla. Y solo surgidas de visiones claramente sesgadas. Teñidas de un componente ideológico innegable. Que supone entre otros objetivos cuidadosamente elaborados, tratar de transmitir una idea a sabiendas de generar un escenario de falacias realmente intolerable. Que por otra parte se torna casi una afrenta para los circunstanciales destinatarios de tamaña barrabasada. Afirmar, que en Cuba no existe Dictadura semeja a una grosera burla, a una desvalorización de la inteligencia de la gente. Solo capaz de provenir de mentes visceralmente comprometidas con un régimen de oprobio. Cuyas concordancias se tornan vergonzosas, máxime si se plantean desde un País como el nuestro. Donde uno supone que a ningún compatriota que se precie le es ajena la realidad exacta de lo que allí lamentablemente acontece. En resumen, dos hechos que definen con claridad meridiana hasta dónde llega la radicalización extremista del Frente Amplio. Fundamentalmente de sus precandidatos. Que sin pruritos de especie alguna nos lo hacen saber.
Con tanta insistencia, que mas parece un planificado intento de generalizado adoctrinamiento. El País en los próximos comicios, llamado a definir su Gobierno no podrá evitar la encrucijada del evento. Y llegado a un cruce de caminos inevitable, deberá optar. Decidir su futuro y el de sus hijos fundamentalmente. Que no debiera ser otro que el Uruguay de Libertad y Democracia. De insobornable institucionalidad. Donde los derechos individuales se preservan con la convicción absoluta, de estar cumpliendo con el legado que nos viene desde el fondo mismo de la Historia. El que nos creó Nación, sobre todo Libre y Democrática. Por ultimo las elecciones venideras serán un capítulo más de esa la sempiterna lucha del ser humano. En todas las épocas, siempre, por sus derechos, sus libertades individuales. Su vida sin opresión, ni profetas del extremismo que la dirijan. Auto iluminados, sembradores de ideologías que sojuzgan, oprimen y destruyen. Creadores de pobrezas ilimitadas, de miserias, de odios y resentimientos. Que solo la violencia puede sostener. En nuestra sociedad o al menos en su mayoría racional, está el mejor destino nacional. Que lo asuma y lo ratifique cuando deba ejercer el mas sublime e intrínseco derecho individual, que no es otro que el sufragio, es su innata potestad. A ella apelamos ciertamente ilusionados.
Herman Vespa