José Gervasio Artigas y "LA CONVERSACION CONSIGO MISMO": Capítulo QUINTO - Parte 1 de 3
"Porque en sueños os aparecerá como si fuera corpóreo, no vuestro cuerpo, sino vuestra alma: el cuerpo se acostará, caminará solo: la lengua callará, hablará; Tus ojos estarán cerrados, ella verá." - Epístola a Ignacio. San Agustín. -
José Gervasio Artigas y "LA CONVERSACION CONSIGO MISMO": Capítulo V - Parte 1 de 3
"El alma está mas presente a nosotros que cualquiera otro objeto".
- Marques de Caracciolo 1753 -
Nosotros, digámoslo así, hablamos antes de pensar; tan inclinados somos a vestir nuestra alma de alguna cosa material o corpórea. Las palabras que se apresuran para ocultar nuestro pensamiento nos mueven, y nos agradan mas que el pensamiento mismo; de aquí resulta que no acabamos de persuadirnos que el niño piensa en el vientre de su madre, que necesitamos el auxilio de las comparaciones terrestres: siempre que discurrimos de la esencia de los espíritus, que en fin, se mira hoy a Malebranche como a un bello delirante o soñador, aquel hombre sin igual que en el siglo pasado nos juntaba perfectamente con nosotros mismos del propio modo que al Ser increado.
La aprobación que le dieron al principio las escuelas fue el primer grito del alma que aplaudía al vengador de sus derechos.
La idea de la muerte debería a lo menos hacer que perdiéramos la idea de la materia; pero esto no es fácil. Nos figuramos espacios groseros aun mas allá del sepulcro; parece que conocemos mejor los cuerpos que los espíritus: con todo esto, por poco que usemos de la reflexión sentiremos mas cerca de nosotros al alma que a todo cuanto nos rodea.
¿No es mi alma la que dirige el movimiento de mis manos y de mis pies? la que traza la multitud de figuras que describe el cuerpo con tanta agilidad,
¿Qué me aplica ahora a la composición de esta pequeña obra?
¿Qué somete mis dedos a su voluntad para delinear sus pensamientos, y hablar a los ojos de los demás que me leen?
Lo que muchas veces nos parece un juguete frívolo, un simple efecto de la casualidad, encierra un sin número de maravillas que son otras tantas operaciones de nuestra alma.
¿Qué seria de las negociaciones y negocios importantes?
Todos estos no tendrían vida, si no les asistiera la comunicación de las ideas, y por consiguiente no anunciaran estas a nuestra alma como señora en algún modo de las leyes, de los estados y proyectos.
Ya nos valgamos del auxilio del pincel para dar vida a un lienzo, ya empleemos el cincel para hacer respirar al mármol o al bronce, nada hacemos en esto sino explicar nuestros pensamientos.
Las estatuas y los retratos no son mas que contornos o rasgos del artífice: se conoce inmediatamente el genio de este en la obra que admiramos. El hombre que pinta a otros se pinta mucho mejor a si propio: él no da a los retratos sino una forma exterior que todos conocen, y manifiesta su propio interior derramando rasgos de su alma en todas las partes de la pintura.
Examínese bien cada acción, paséese nuestra vista con atención por entre tantas criaturas corpóreas esparcidas por acá y por acullá, y por todas partes se reconocerán las impresiones de nuestra inteligencia.
Aquí despoja a ciertos objetos el inútil esplendor: allí les presta gracias a los que no las tenían: ya retrocede a tiempos que ya no existen, y ya anticipa los que aun no han venido.
Siempre admirable y siempre oficiosa, nos advierte que pensamos aun en aquel mismo instante que creemos no pensamos cosa alguna.
¿Pero donde mejor puede sentirse el alma que en medio de la noche mas profunda? No hallando entonces objetos que la incomoden nos hablará su satisfacción a menos que el rastro de un día demasiado perdido no interrumpa su conversación.
En tal caso no es mas que una voz entre oída confundida con las ilusiones del sueño forma una absoluta disonancia. Y así a nadie hemos de acusar sino a nosotros mismos, o a la circulación mas o menos fácil de los espíritus animales, si alguna vez nuestros delirios no tienen consecuencia, y se asemejan aquellas pinturas todavía informes, en las que no percibe la vista sino leves partículas de un cuerpo sin enlace ni unión.
Pero siempre es constante que el alma es la única que obra entonces. Cuando soñáis, dice S. Agustín (*), os representáis alguna vez vuestro cuerpo; pero es vuestra alma.
El cuerpo yace, la alma se pasea; la lengua calla, y ella habla; los ojos estan cerrados y el alma ve.
(*) In somnis enim tibi velut corporeus apparebit, neque id corpus tuum, sed anima tua: jacebit corpus, ambulavit ipsa: silebit lingua, loquetur illa; clausi erunt oculi tui, videbit illa. Ep. ad Egnad.
"Porque en sueños os aparecerá como si fuera corpóreo, no vuestro cuerpo, sino vuestra alma: el cuerpo se acostará, caminará solo: la lengua callará, hablará; Tus ojos estarán cerrados, ella verá." - Epístola a Ignacio. San Agustín. -
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"LA CONVERSACION CONSIGO MISMO" por el Marques Caracciolo (1719-1802),
"La conversation avec soi-même" escrito en 1753, "Conversations with Myself"
Traducida del francés al castellano por Don Francisco Mariano Nifo, MADRID, AÑO DE 1817,
DESCARGA DEL LIBRO: https://archive.org/download/la-conversacion-consigo-mismo-marques-de-caracciolo/46641_LaConversacionConsigoMismox_compressed.pdf
José Gervasio Artigas poseyó esta edición española publicada en Madrid en 1817, en su 11ª impresión, realizada en la imprenta de Francisco de la Parte. Diaria lectura de Artigas, nuestro prócer, en su exilio en el Paraguay en la Quinta de Ibiray.