La columna de Herman Vespa
Democracia, Libertad o extremismo comunista tupamaro
Cada jornada que transcurre nos trae datos, informaciones de la coalición de izquierda que no varían en demasía de lo que le es normal. En reciente fecha, cuando un nuevo aniversario de la misma, entre los invitados estuvo presente, casi como una estrella, una dirigente del Partido de los Trabajadores de Brasil. Entre las expresiones de la aludida es de destacar su promesa de todo el apoyo de su agrupación para que el Frente Amplio vuelva al Poder. Hasta ahí la información, que sin duda ofrece aristas que ameritan su análisis. Lo primero a decir es la descarada intromisión en aspectos internos del País, de la aludida. Que al igual que todos sus pares, funcionales a las mismas obtusas y extremistas concepciones políticas, carecen del mínimo sentido de respeto. Sobre todo, cuando se trata de incursionar en extremos, absolutamente inherentes al País, anfitrión en este caso. Y que únicamente exteriorizan su apoyo a su par izquierdista local. Una muy evidente incursión en escenario que no debió transgredirse y menos permitirse por parte de los festejantes. Naturalmente por encima de todo primaron las afinidades ideológicas, dejándose de lado, en tal caso, el respeto por la Nación y lógicamente de sus habitantes. Y se toleró complacientemente, además, que una gremialista invitada poseyera la osadía de actuar de tan criticable manera. Lo otro a destacar, la actitud claramente permisiva del Frente Amplio para con la gremialista de marras. Que, a sabiendas de lo actuado, escucha privilegiado de sus dichos por otra parte, no solo los toleró, sino los hizo suyos. Aplaudiéndolos, apoyándolos, sin el mínimo de dignidad republicana. Esta clase de eventos dejan consecuencias, inevitablemente. En tal caso digamos, que hemos escuchado reiteradamente a la candidata comunista, del conglomerado izquierdista decir, cuando algún periodista la interroga, sobre las situaciones en Cuba o Venezuela, por ejemplo. Que ella no emite opinión, pues no quiere entrometerse en asuntos internos de los referidos países.
Le faltó agregar que su postura se sostiene únicamente cuando de no incursionar en cuestiones ideológicas se trata, siempre que los involucrados sean de su mismo signo político. Tampoco lo hará seguramente sobre esta flagrante intromisión en asuntos internos del País, de la gremialista ya mencionada. Lo otro a puntualizar en el aniversario referenciado, es la evidencia clara de estar ante un partido internacional. Claramente apoyado por gobiernos, partícipes de sus mismos extremismos ideológicos. En consecuencia, compañeros ineludibles de causa. El Frente Amplio opera en el País, pero ello no es óbice para que sus efectos se amplíen. Donde haya régimen que contemple su izquierdismo, su radicalización extremista, allí estará fielmente representado. Todo ello poco importa al Frente Amplio, dirigido como esta por comunistas y tupamaros. Su interés mayor, al margen de acceder al poder, es lograr es el logro del apoyo de sus pares ideológicos internacionales. Es decir, se trata de una fuerza política afincada en el País, pero su internacionalismo se refleja claramente en sus proyectos. Sujetos siempre, antes que, a las necesidades de la gente, a perimidas ideologías, sectarias. Dadivosas con los dineros públicos, extremistas al máximo. Comprometedoras del erario y politización irreverente de todos los estamentos gremiales y sociales. En beneficio directo siempre de sus incondicionales. Y en menoscabo lógico de las grandes mayorías. El Frente Amplio partido político internacional como es, utiliza, ese es el término adecuado, la libertad y democracia que el País posee y brinda a manos llenas, para escudados en ambos supremos valores, actuar. En escenario semejante, que ingentes cantidades de ciudadanos del mundo ignoran, siquiera conocen o están impedidos de gozarlos, el izquierdismo trata por todos los medios a su alcance de imponer su comunista ideología. Avalada además por la esencia misma de su mayoría dirigencial actual; comunistas y tupamaros.
Si algo faltaba a este conglomerado, para suponerse opción de gobierno, es la persona que lo preside. Un ciudadano que durante todo el actual período gubernamental ha sido un permanente desestabilizador. Un furibundo enemigo, no ya rival, incapaz del mínimo gesto de grandeza. Sobre todo, cuando la pandemia azotó al Uruguay. Que siempre eligió poner palos en la rueda, haciendo de su condición opositora que nadie niega, sobre todo cuando se efectiviza hidalgamente, una enemiga brutal. Siquiera capaz de obviarse cuando el flagelo referenciado. Al margen de ello un individuo que usufructuó y seguramente lo siga haciendo, las facilidades del Estado, ocupando un cargo del que estuvo ausente por más de década y media. Ello no le impidió ejercer la presidencia de la central de trabajadores. En una situación, que más allá de la ridiculez que supone. Un caso único tal vez, que quien presidió por años la aludida, no era precisamente uno de sus pares. Ese hombre, ese ciudadano, ese gremialista, ese trabajador benevolentemente calificado, parece o semeja algo de Ripley, ciertamente, es el conductor del Frente Amplio. De ahí que la próxima contienda electoral definirá sin duda, el País que los uruguayos pergeñamos de futuro. El que hemos de legar a nuestros hijos y nietos. Que por esa crucial razón no debiera pecarse de equívocos. Por un lado, el izquierdismo, dominado por dos antidemocráticos partidos políticos, comunistas y MPP. Con dos precandidatos cuyas administraciones a nivel de sus respectivas intendencias, han significado la más brutal dilapidación de los dineros de los contribuyentes. Agravado ello por un ejercicio del clientelismo político de niveles desconocidos. Por otro lado, el gobierno y quienes le representan y acompañarán en la referida contienda, con realizaciones espectaculares, realmente significativas. Ordenamiento del gasto público, disminución del déficit fiscal. Enorme aceleración de la obra pública, con carreteras, puentes y todo lo inherente al desarrollo nacional, de carácter realmente histórico.
Creación de nuevos miles empleos, precios equilibrados y una situación ordenadamente generalizada. Además, una coalición integrada por partidos nacionales, que únicamente miran al País y a su gente, Y al exterior cuando las posibilidades comerciales favorecen a la mayoría poblacional. Que no posee afinidades ideológicas comprometedoras del desarrollo nacional Que rechaza todo régimen dictatorial y promueve el acercamiento con todas aquellas naciones que posibiliten relaciones de mutuo beneficio. Podrá haber opciones al momento de elegir, pero creemos que el hecho de sufragar por partidos auténticamente nacionales y comprometidos con el País todo, no admite discusión alguna. En cambio, optar por el Frente Amplio es lo mismo que hacerlo por un partido alineado con ideologías, que muy lejos están de la realidad nacional. Sobre todo, si se analiza que sus mayorías, lo reiteramos, las ejercen comunistas y tupamaros. Decir que en la voluntad de la gente está el destino de la República, parece una redundancia. Sin embargo, será ella indefectiblemente, quién habrá de definir el Uruguay que quiere, y el que habrá de legar a los que vendrán.
Herman Vespa.
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