LA CONFIRMACION: CATEQUESIS N° 4, Jesucristo prometió su espíritu a la iglesia

Religión y Filosofía03 de agosto de 2023 Antonio C. Hualde
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OBJETIVOS

No basta en la vida del cristiano con haber oído hablar del Espíritu Santo. La conclusión a la que debe llevarnos esta catequesis es a descubrir a esta Persona de la Trinidad, viva, verdadera, que actúa y obra maravillas en quien la recibe.

Partiendo de esta experiencia vivencial, el joven confirmando creará una actitud de relación y de comunicación personal con este personaje divino, que habita en nosotros desde el bautismo.

1.- "EL ESPIRITU QUE YO LES ENVIARE..."

El Espíritu de Jesús no actúa solo en este pueblo de la Nueva Alianza. La labor de las tres divinas personas es aunada, conjunta, en perfecta integración de equipo.

Jesús nos lo confesó: todo lo tienen en común, viven en familia de amor y los tres forman la Trinidad Santa, un único Dios.

Con esta revelación hecha por Jesús en su Evangelio, queda desvelado ese misterio desconocido del Dios lejano al hombre y se nos abre un panorama nuevo al contemplar la vida de ese Dios que se nos ha revelado como familia de amor.

Este es el mayor secreto que Cristo nos descubrió de la vida de Dios. Secreto que Jesús quiso lo hiciéramos distintivo de nuestras comunidades eclesiales.

Esta tercera persona de la familia divina está presente en la comunidad fundada por Jesús y es el alma misma de este cuerpo que es la Iglesia. Nunca podremos comprender la Iglesia sin hacer alusión al Espíritu. A este Espíritu que lo consagró para "traer la Buena Vida a los pobres, que lo envió a anunciar a los cautivos la libertad y la vista a los ciegos" (Lc 4, 18).

A los apóstoles les dijo Jesús;

"Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos y yo rogaré al Padre y les dará otro Defensor que permanecerá siempre con ustedes" (Jn 15, 15s).

"Cuando venga el Defensor que yo les enviaré, y que vendrá del Padre, él dará pruebas en mi favor. Es el Espíritu de la verdad que sale del Padre. Y ustedes también hablarán en mi favor, ya que han estado conmigo desde el principio" (Jn 15, 26 s).

"Si alguien me ama, guardará mis palabras y mi Padre lo amará y vendremos a El para hacer nuestra morada en El.. Les he hablado mientras estaba con ustedes. En adelante el Espíritu Defensor que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas las cosas y les va a recordar todas mis palabras" (Jn 14, 23-26).

"Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Defensor no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo mandare. Tengo más cosas que decirles, pero no pueden entenderlas ahora. Pero cuando él venga, el Espíritu de la verdad, los introducirá a la verdad total" (Jn 16, 5-13).

2.- QUIEN ES EL ESPIRITU SANTO

Si repasamos las páginas del Antiguo Testamento, encontraremos una "fuerza divina" que reciben determinadas personas para el servicio del pueblo. Las imágenes bajo las que se representa son de cosas, pero los efectos que produce hacen alusión al Espíritu. Así se lo compara con el aliento que da vida, con el fuego que abrasa, con el agua que limpia y purifica o con el aceite que cura y suaviza.

El que nos ha descubierto quien es el Espíritu Santo es el mismo Jesús. El lenguaje que aparece en los Evangelios es muy diferente al que utiliza el Antiguo Testamento. Se lo llama Espíritu de verdad, el Defensor, el Abogado, el Paráclito.

Y la mayor novedad que aporta el nuevo Testamento es la de presentarlo como una Persona, viva, verdadera, que actúa y obra maravillas en quien lo recibe.

"Al Espíritu, por ser Espíritu, no se le ve. El verdadero conocimiento que se tiene de El, procede de las obras. Al Espíritu Santo se le atribuyen muchas obras, además de las específicas de cada nombre, como son: defendernos, abogar por nosotros, etc. Será nuestra compañía, nos enseñara y recordará todo lo que Jesús nos ha dicho, nos guiará a la verdad."

San Pablo, en Rom. 8, 1-26, señala muchas obras del Espíritu: nos dará la vida y la Resurrección, nos hace hijos de Dios, nos trae la liberación del pecado, viene en ayuda de nuestra flaqueza, etc.

Las características o cualidades de las obras del Espíritu se pueden simplificar en estas palabras: ayuda, salvación, santificación, defensor, nos protege. Es un amigo". Confirmados en la fe. D. de H.

Al revelarnos Jesús al gran misterio de la Santísima Trinidad, nos deja entrever tres personas y un sólo Dios verdadero. Este es el culmen de la revelación hecha por Jesús.

"El Dios del Evangelio no es un Dios solitario, sino el ser que vive en la comunión de tres personas divinas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. No hay imagen humana que pueda ayudarnos a comprender este insondable misterio de la vida de Dios. Si todo en Dios es "misterioso", su carácter trinitario, constituye el reto más desconcertante para la inteligencia humana. Hay un sólo Dios y este único Dios es Padre, es Hijo, y es Espíritu Santo, siendo cada uno de ellos una persona distinta". E.P.

"El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él". Jn 14, 23.

Estas tres personas divinas intervienen en la historia de la Salvación. El Padre es quien envía a Jesús. El Hijo Jesucristo es quien da su vida por nosotros. El Espíritu Santo es quien santifica la Iglesia y la conduce a la verdad.

"Creemos en el Espíritu Santo, que es el Señor y da la vida, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria. El nos ha hablado por los profetas y ha sido enviado a nosotros por Cristo después de su Resurrección y Ascensión al Padre:  El ilumina, vivifica, protege y guía la Iglesia, purificando sus miembros si éstos no se sustraen a la gracia. Su acción, que penetra hasta lo más intimo del alma, tiene el poder de hacer al hombre capaz de corresponder a la llamada de Jesús: "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". (Mt 5 48)

Pablo VI

3.- "NI SIQUIERA HEMOS OIDO HABLAR DE EL"

Esta frase de los discípulos de Pablo, la podríamos trasladar perfectamente a nuestro medio ambiente. Muchos de nosotros podríamos confesar igualmente que, poco o muy poco hemos oído hablar del Espíritu Santo.

"En derredor nuestro todo parece materia. El coche es que montamos, el avión que vuela sobre nosotros, los ordenadores electrónicos, no son sino manifestaciones las energías ocultas de la materia. Es la técnica que nos trae casi absortos, casi hechizados.

¿Y el Espíritu donde está?

No se ve.

Parece como si el hombre de hoy ni siquiera lo necesitara.

¿Qué efectos contabilizables puede producir un espíritu invisible? De aquí que el Espíritu Santo siga siendo en nuestro tiempo el "gran desconocido". Incluso muchos de nosotros podríamos repetir la contestación que dieron los efesios a San Pablo: "Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo" (He 19, 2).

Si nos asomamos a las páginas del Evangelio impresiona ver la insistencia con que Jesús promete a sus discípulos enviarles el Espíritu Santo.

"La palabra que mejor sintetiza lo que es el Espíritu Santo en sí mismo es la del amor. Ese algo indefinible, pero de enorme peso y sustancia, que une a los seres inteligentes cuando se aman, cobra en Dios categoría de persona. Sería inútil todo intento de querer captar en palabras humanas lo que es y hace Espíritu Santo.  No pasaremos nunca de aproximaciones". E.P.

Difícilmente se puede amar a una persona si no se la conoce. Aplicando este principio a nuestras relaciones con Espíritu Santo, difícilmente podremos decirnos sus amigos si lo desconocemos en nuestras prácticas de fe y en la vida diaria. Nos sucederá como a los efesios: que nunca hemos oído hablar de él. 

Prácticamente nos comportamos como si no existiera. A lo sumo tenemos de él un conocimiento teórico. De unas oraciones que hemos aprendido de memoria, pero desconocemos las obras que él realiza en nuestras vidas. Esto, como es natural, no puede suceder así. Algo anda mal en nuestras vidas que es necesario corregir.

ACTIVIDADES

Confrontación de mi vida con frases-mensaje

Objetivo:

Tomar conciencia de esta realidad: "Somos el pueblo de Dios".

Dinámica:

Preparar en el un salón un ambiente de silencio que propicie la oración y la interiorización. Fondo de música apropiado.

Lectura bíblica: Hch 1, 12-16.

Oración en silencio: cinco minutos. Fondo musical.

Después de dar lectura a cada frase, dos minutos de reflexión.

"Yo seré su Dios, ustedes mi pueblo".

En los últimos tiempos el Espíritu será dado a vosotros.

La confirmación en un nuevo Pentecostés.

El Espíritu Santo está sobre mí.

Somos los continuadores de las comunidades de cristianos.

Los apóstoles causaban admiración y asombro.

Plenario

Al concluir la reflexión personal el coordinador dialoga con el grupo;

¿Cómo se han sentido en la oración?

¿Qué proyección han visto en las frases para su vida?

Actitudes que van a adoptar como confirmados.

Canto:

Oh Señor, envía tu Espíritu.

Antonio C. Hualde, "La Confirmación", Sacramentos del Espíritu, 15 Catequesis Juveniles. Colombia, 1984

* * *

La primera cruz, la cruz griega, fue el primer signo de la primera efusión de la vida divina procedente del tercer aspecto del Logos, o sea la tercera persona de la Trinidad.

La Paloma es el símbolo del Espíritu Santo, a partir de Lucas 3,22.

La paloma representa un mensaje, una comunicación divina, la sabiduría. Pero esto será para otra columna ..

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