Política: La columna de Herman Vespa

Política06 de octubre de 2023 Herman Vespa
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EL INELUDIBLE EJERCICIO DE LA AUTORIDAD, ANTES LOS PROFETAS DEL CAOS.


Ciertamente hay temas con los cuales uno desearía tener que insistir. Sin embargo, resultan tan de actualidad, realmente llamativos por calificarlos benevolentemente. que necesariamente se debe volver sobre ellos. Días pasados, más concretamente el 27 del pasado mes de setiembre, el gremio que nuclea a los funcionarios de OSE llevo a cabo un paro por una serie de, según ellos, reivindicaciones. Seguramente el amable lector. Incontaminado de ciertas ideologías naturalmente, concordara con nuestro personal asombro casi. Pues la voz cantante o al menos la que los periodistas capitalinos en su mayoría nos traen a colación, lo era la del actual presidente del gremio referenciado Sr. Kreimermann. Es bueno recordar que el citado fue el que lanzo la bomba de humo en el propio recinto de las Oficinas Centrales de OSE. Al margen del hecho puntual que es de publico conocimiento por otra parte, al aludido le significo la imputación de la Justicia. Que claramente comprobó todo lo actuado por el involucrado en el episodio mencionado. Que no poseyó consecuencias graves por esas cosas fortuitas que de vez en cuando se dan, pero que pudo haber terminado de manera absolutamente imprevisible. Este Sr. Kreimermann al cual al mejor estilo de un personaje la prensa montevideana le otorga espacios preferenciales en sus informativos, carece del mínimo rubor para continuar con sus diatribas y sus posturas altamente extremistas sin duda, a pesar del verdadero atentado cometido.

En esa jornada del 27 de setiembre antes mencionada también se conocía la resolución del Directorio del Ente, que por unanimidad decidía la instrucción de un sumario administrativo al funcionario de marras. Lo que sin duda, y como todas las cosas del Estado llevara su tiempo y sus conclusiones tal vez habrán de extenderse. Aunque lógicamente y como esperanzados ciudadanos, apelamos precisamente a la esperanza para que este asunto se diligencie con la debida prontitud. Con lo que su gravedad amerita ciertamente. Al margen del hecho en sí, de su intrínseca gravedad, hay elementos que nos hacen suponer, con abundamiento de datos además, que el m ismo genera agravantes difícilmente obviables. Lo llevado a cabo por el Sr. Kreimermann no merece otro calificativo, lo reiteramos, que de atentado. Lisa y llanamente sin eufemismos de especie alguna. Agreguemos a ello que el mismo fue ejecutado por el propio presidente del gremio. Que además y como es lógico se desempeña laboralmente en OSE. Es decir, y concretamente atento e intento perjudicar al Organismo donde se desempeña. Por otra parte, si el propio presidente del Sindicato es capaz de llegar a un extremo tal de poner en peligro la integridad física de sus propios compañeros, el Directorio cuenta con sobradas pruebas para proceder como realmente corresponde. Sin embargo, las presiones de todos lados se harán sentir y ya incluso el propio PIT CNT habla de una judialización de la protesta. A sabiendas que el acto llevado a cabo por su defendido ocasional no merece el mínimo de justificación. Menos de apoyo, pero las cabezas dirigenciales de la central aludida piensan, actúan, proceden y resuelven en función de sus perimidas ideologías. Sin importarle mínimamente siquiera el acto, la acción, la barbaridad a defender. Sin embargo, a pesar de las presiones la autoridad debe ejercerse, por lo que ello implica y lógicamente por la gravedad del episodio. Porque además de no procederse como las circunstancias lo ameritan y exigen, el Directorio de OSE y sobre todo el Gobierno. El Estado en suma quedara claramente debilitado. Lo que no seria indicio saludable a efectos de la preservación ineludible de esa imprescindible autoridad. Y del respeto que un Gobierno electo por la mayoría ciudadana debe generar. Maxime en este caso en que un gremio de acotada representatividad e integrado por algunos cientos de ciudadanos, pretende ejercer presiones absolutamente injustificadas, que no reflejan en absoluto cordura, ecuanimidad y naturalmente Justicia. Por lo dicho, reiteramos, es imprescindible ejercer la autoridad. La que la Constitución y las Leyes posibilitan. Dentro de ambas nada es objetable. Entonces que un funcionario como el que motiva el presente permanezca en la plantilla laboral del Ente, contra el cual precisamente atento no solo no se entiende. Mas aun deviene en un muy mal ejemplo, cuyas consecuencias se tornan ciertamente imprevisibles. No echemos en saco roto además que la Democracia, la Libertad, el orden, el respeto, la Justicia, en suma, no se vociferan, ni alardean. Se practican, se efectivizan, a cabalidad, además.

Con la Ley y la Constitución como sagrados e inviolables escudos, pero sobre todo y ante todo definitivamente innegociables.      

Herman Vespa

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