Política: La columna de Herman Vespa

De nunca acabar

Nuevamente, el pasado veintitrés del corriente mes los sindicatos de la enseñanza secundaria y UTU, llevaron a cabo un nuevo paro cuyo acatamiento fue muy escaso. Los postulados invariables, contra la Reforma Educativa y por el impacto según los gremialistas, del recorte presupuestal en la educación en general. Al margen de los reclamos, de la movilización en si y de las consecuencias que implican se sigue insistiendo desde los colectivos de aquella en medidas cuya intencionalidad política siquiera trata de minimizarse y menos de esfuminarse. Las mismas nos retrotraen al inicio de este periodo de gobierno cuando de parte del Pit Cnt se expresaba públicamente que “SE LE HARA LA VIDA IMPOSIBLE. Y a no dudarlo han cumplido a rajatabla con lo pergeñado, dando muestras evidentes de su poco apego al país, a su institucionalidad y naturalmente a la propia enseñanza. Pero más allá de ello se afecta a sabiendas y enormemente el derecho humano fundamental al goce de la educación. Que además perjudica groseramente a los mas débiles. Es decir, no se repara en nada o mejor dicho en otra cosa que no sea que dará satisfacción a reclamos cuya justificación, si alguno pueda hallarse, en la visión siempre sectaria, radicalizada e ideológica, sobre todo, de gremios cuya aspiración superior no es otra que asaetear al gobierno. Cuanto mas mejor. Para así dar rienda suelta a sus menores intereses. Disfrazados siempre de reivindicaciones que apuntan a la satisfacción de sus personales reclamos, antes que a la mejora de su propia fuente laboral. En este caso nada mas ni nada menos que la enseñanza. Al margen de lo expresado, ninguno de los involucrados en estas paralizaciones hace mención mínima siquiera, a aspectos ya planteados por el propio Robert Silva, ex presidente de ANEP. Aspectos fundamentales, cruciales en toda enseñanza que se precie. Nada se dice o se omite deliberadamente. Del desconocimiento del alumnado en general de las fechas patrias, por ejemplo. Sobre todo, del educando de secundaria, que llegan al extremo de ignorar fastos hacedores de la Nación y consecuentemente de la idiosincrasia del ser nacional. Sin embargo, sus carencias no se reducen a aspecto como el aludido, pues hay quienes no saben expresarse adecuadamente, muy lejos de lo relativamente correcto.

Agregado a todo ese cumulo de falencias, deficiencias notorias al escribir, sintetizado claramente en las enormes y groseras faltas de ortografía. Si carencias de tal magnitud quedan evidenciadas cuando se llevan a acabo estudios que las detectan, evidentemente ellas poseen un único origen y lo es sin duda la manifiesta incapacidad de educandos que no están cumpliendo, por esa misma razón, con su especifica labor. Haciéndolo correctamente, pero sobre todo inmersos en las virtudes de un apostolado cuya trascendencia nadie puede discutir. Pues su desarrollo superior hará posible la forja de ciudadanos para un futuro nacional acorde a su grandeza histórica. Todo ello esta claro que no se vislumbra ni aprecia debidamente en estamentos gremiales cuyos objetivos evidentemente, no son los generales del País. Siquiera del sector en el que actúan, en el que desempeñan su labor. Que responden inequívocamente a cuestiones meramente ideológicas. Que en la medida que las voces disidentes no ocupen el sitial que debieran, las antes nombradas seguirán primando. Y la conflictividad, aun por motivos nimios y muchas veces inexplicables seguirá pautando el escenario nacional, incluido el de la enseñanza naturalmente, Cuando decimos que las gremiales del País, encabezadas por el Pit Cnt responden a organizaciones políticas absolutamente totalitarias, estamos refiriéndonos a una realidad. Indesmentible por otra parte y que a pesar de la pretensión de negarla. A través de falacias reiteradas o argumentaciones sin sentido y carentes en absoluto de credibilidad, se sostiene invariable. Sin modificación de especie alguna. Con la consecuencia antes señalada de un contexto gremial absolutamente en manos del izquierdismo vernáculo. Y consecuentemente enemigo del gobierno. Mientras los ciudadanos, los trabajadores, los docentes, los alumnos. En suma, si el uruguayo en sus diferentes niveles de su actuación no entienda definitivamente que su prescindencia, su ajenidad y mayormente su peligrosa indiferencia son claramente inconducentes. Además de facilitarles el camino a quienes realmente no comulgan con los genuinos intereses nacionales, la conflictividad seguirá acrecentándose. Y las detenciones y paralizaciones que ingentes perdidas le implican al erario, y lógicamente a todos y cada uno de los compatriotas continuaran su escalada. Aunque en ocasiones ellas impliquen elementales violaciones a los derechos humanos. Los mismos que los movilizados arguyen siempre defender. Aunque realmente poco les importe su preservación, militantes como son de partidos absolutamente antidemocráticos. Indisimulados militantes ciertamente.             

Herman Vespa