

"¿Qué soy yo sin la gracia sino un madero secó , y un tronco que se desecha por inútil?
Pues haced Señor que vuestra gracia me prevenga siempre y me acompañe, y me tenga aplicado sin cesar à la practica de buenas obras. Por Jesu Christo vuestro Hijo. Amen. (Oración de la Domin. XVI. después de Pentecostes.)"
Mejor que presentar definiciones, será presentar la aplicación la "gracia" cristina en nuestras vidas.
Recurrimos a Tomás de Kempis, en su obra "La imitación de Cristo", cuatro pasajes concretos nos llevan a reflexionar sobre la "gracia";
"Sin la gracia nada valen las artes, sin las riquezas, ni la fuerza, ni el ingenio, ni la elocuencia."
Que nos dice aquí Tomas de Kempis; que de nada vale tener riquezas materiales o espirituales, sin la "gracia"; sin vocación de servicio, sin dar, sin ofrecer a los demás.
"Porque los dones de la naturaleza son comunes a los buenos y a los malos, mientras que la gracia o la caridad sólo es propia de los elegidos y es el signo por el que se reconocen los dignos de la vida eterna."
Aquí Tomas de Kempis nos dice que podemos estar dotados de un cuerpo o una mente excepcional, bien dotados para la vida, tanto seamos buenas o malas personas, pero solo quienes tienen en su corazón encendida la llama de la "gracia", practicando las virtudes, practicando con el ejemplo son reconocidos. Aquí la vida eterna debe entenderse como un estado del alma, alcanzar la felicidad de la "gracia".
"Es tan excelente esta gracia que ni el don de la profecía, no el operar milagros, ni la más alta contemplación pueden estimarse en nada."
Esta frase nos recuerda a los falsos profetas de las religiones, a los "milagreros" que cobran dinero por supuestas curaciones, o quienes pasan su vida en oración o en meditación, supuestamente en una máxima espiritualidad y amor, pero sin ponerlo en práctica en la vida diaria, sin vivenciarlo en el trabajo, en la dedicación o mas no sea devolver a la sociedad en que vivimos, lo que esta nos dio.
"Ni la misma fe, ni la esperanza, ni las otras virtudes te son agradables, si no están unidas a la caridad y a la gracia."
Nuevamente insiste en que solamente en la práctica diaria, en las acciones concretas, con humildad, en silencio, es donde se realiza la fe, la esperanza y las virtudes.
En otras y simples palabras, la religión y la vida espiritual son "luces de colores" si no se realizan en vivencias para con los demás, para con la sociedad.
* * *
En esta columna tomamos textos en una versión moderna de la "Imitación de Cristo" de editorial Bonum Argentina del año 2003 1ra edición y 2006 la 3ra edición. Existen distintas versiones de la obra de Tomás de Kempis, ya que han sido textos traducidos en distintas épocas e idiomas. https://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/h03.htm
Aquí dejamos para descarga una versión en español lo mas cercano al original en Latín del mismo Tomás de Kempis. Aunque hay que reconocer que su lectura se hace difícil, salvo para quien este docto en lecturas de textos religiosos antiguos.
EL KEMPIS O LA IMITACION DE JESU CHRISTO Madrid imprenta Pedro Marin 1776, https://archive.org/download/el-kempis-o-la-imitacion-de-jesu-christo-madrid-imprenta-pedro-marin-1776/EL%20KEMPIS%20O%20LA%20IMITACION%20DE%20JESU%20CHRISTO%20Madrid%20imprenta%20Pedro%20Marin%201776.pdf
(*) Después de la Biblia, el libro "La imitación de Cristo" de Tomás de Kempis (1379 - 1471), es el libro mas popular entre los cristianos de idiomas latinos (francés, español, portugués, italiano).
Tomás Hemerken nació en Kempis, cerca de Colonia en Alemania, el año 1379. A los veinte años ingresó al convento holandés de Agnetenberg, recibió la ordenación sacerdotal y permaneció en el mismo lugar copiando códices, componiendo tratados históricos y ascéticos e instruyendo a los nuevos religiosos hasta 1471 en que murió a la edad de noventa y dos años. Fue un hombre bueno y piadoso que acostumbraba meditar en la pasión de Cristo con gran afecto y tenía especial carisma para animar a los débiles y angustiados.
La época de Tomás de Kempis está marcada por las señales del desorden, la violencia y la inseguridad política, social y religiosa. Es el tiempo posterior a la guerra de los Cien años que conmovió Europa, tiempo del Cisma en Occidente que divide a la Iglesia entre Roma y Avignon, de las revoluciones campesinas, las manipulaciones de prestamistas y banqueros, los impuestos exorbitantes y las inútiles elucubraciones de teólogos y filósofos incapaces de mejorar las costumbres.
En medio de este ambiente, como una reacción natural, aparece la escuela de espiritualidad llamada entonces "Devoción Moderna" caracterizada por su interioridad, su adhesión a la Persona de Cristo, su piedad afectiva, la metodización de la oración y los demás ejercicios espirituales, cuyo fruto más difundido es el libro de la Imitación de Cristo.
El texto completo fue escrito sobre pergamino por Tomás de Kempis antes de 1441 y ha llegado hasta nosotros gracias al manuscrito original de su autor, actualmente en la Biblioteca Real de Bruselas.
El libro de la Imitación de Cristo ha sido editado innumerables veces y muchos santos como Ignacio de Loyola, Pío V, Felipe Neri, Vicente de Paul y Luisa de Marillac lo leyeron y recomendaron.
John Wesley, fundador del Metodismo leía la Imitación con frecuencia y la hizo publicar en su " Biblioteca Cristiana". También entre los libros que consultó durante su último cautiverio el teólogo luterano Dietrich Bonhoefer, aparece un ejemplar de la Imitación de Cristo.




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