Política: La columna de Herman Vespa.

Política09 de febrero de 2024 Herman Vespa
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Democracia o totalitarismo.

Desde el preciso instante en que el Frente Amplio alcanzó el gobierno de la República, hizo todo lo posible y lo imposible también, para prolongarse indefinidamente al frente del mismo. A los efectos politizó a extremos realmente históricos todo lo que estuvo a su alcance., Como primer paso a esa su irredimible ansia de poder y de hacer del País una sociedad acorde a sus izquierdistas concepciones. Siempre negado lógicamente por todos sus referentes, pero que a su vez no ocultan su admiración, por ejemplo, por la dictadura cubana. A la que no titubean en tejerle loas y de tratar de imitarla en todo lo que le sea posible. En este Uruguay que de su libertad y Democracia ha hecho insobornable culto. En ese camino de mantenerse al frente de los destinos nacionales no dudaron en hacer de cada gremio, de cada colectivo, de todas y cada una de las diferentes organizaciones que hacen al escenario local, funcionales a su ideología. Voceros de su causa, defensores a ultranza de la misma. Sin el menor atisbo de humana vergüenza, animados siempre por la tenebrosa complacencia de compatriotas que imbuidos de un igual sentimiento de visceral rechazo al Uruguay tradicional, libre, democrático. Se alinearon decididamente con un izquierdismo que nada tenía que ver con el mismo. Nuestro, auténtico, forjado por inolvidables ancestros, a los que al menos deberíamos tener la gratitud elemental de no mancillar sus augustas memorias, La patriótica actitud de la más emocionada recordación. Sin embrago el Frente Amplio pasó por encima de todo ello, de toda la significación que venerar a los que nos forjaron Nación implica, e introdujeron en todos los sectores posible su izquierdista ideología, hasta transformarlos en afines a la misma. La enseñanza, la Banca, la Salud, la Justicia, hasta el Carnaval fueron símbolos inequívocos de su insoslayable afán de permanencia. Naturalmente que todo lo mencionado no surgió por generación espontánea o inconsulta. Nada de eso, absolutamente planificado, detalladamente pergeñado y contando además con la colaboración decididamente cómplice de ciudadanos ideológicamente comprometidos. Que es lo mismo decir con el comunismo uruguayo, en nada diferente al nacido con la revolución industrial en las grandes ciudades europeas allá por 1789. Hoy en la actualidad el Frente Amplio propone para las próximas elecciones nacionales dos candidatos, ambos pertenecientes a dos partidos absolutamente antidemocráticos. Lo cual nos induce a expresar que la fuerza de izquierda se ha radicalizado a extremos realmente alarmantes. Se ha vuelto el mas claro ejemplo de extremismo, tupamaro o comunista. Tanto Orsi como Cosse son sus representantes y creemos nadie, sensatamente, puede negar tal aserto. Que sus posturas políticas, que sus ideologías no sean impedimentos para requerir apoyo electoral, es harina de otro costal.

En este País de Libertad y Democracia como pocos, la gente posee el sagrado e inviolable derecho de optar. De elegir, de sufragar por el candidato que desee. Sin embargo, a nadie puede caberle la menor duda que apoyando a un o u otro de los nombrados, está decidiendo por ciudadanos cuyas convicciones democráticas resultan inexistentes. E incluso sereflejan en declaraciones públicas, además. Que de una forma perfectamente clara dejan en evidencia la realidad indesmentible de sus respectivos pensamientos. En tal sentido aseveran, y lo han hecho reiteradamente que, en Cuba y Venezuela, a título de someros ejemplos simplemente, no hay dictaduras. Naturalmente puede haber discrepancias con formas de actuar, de pensar, de opinar incluso, que no pasan de eso9s estados. Sin embargo, lo sostenido por ambos precandidatos al respecto no solo no es de recibo, sino deja evidenciado el apoyo. Entendible únicamente desde la ideología que les es común. En la que nada debiera tener que ver el ciudadano nacional, pero que impulsado por igual concepción no titubea en apoyar extremismos de tal naturaleza. Que de cristalizar mayoritariamente comprometen incluso el futuro institucional. Las próximas elecciones no ofrecen disyuntivas demasiado controversiales, Tampoco de muy difícil opción. Habrá candidatos que responderán naturalmente a las divisas fundadoras y quienes resuelvan acompañarlos desde el espectro político. Candidatos que podrán, humanos como son, tener errores, equivocaciones y más, pero que siempre mantendrán la esencia de su nacionalismo. De su adhesión al País y a sus honrosas tradiciones. Que no se compadecen en absoluto con extremismos, dictaduras o todo sistema que implique sojuzgamiento del ser humano. Cercenamiento de libertades, acallamiento de sus voces. Represión, incluso muerte. Por otro lado, un izquierdismo que no oculta su apego a ideologías absolutamente opuestas a todo sentimiento democrático. Que además lo hace ostensible toda vez que se quiera oír. Cual lanza agresiva que no necesita siquiera el intento de disimularse. Con lo cual la ciudadanía que opte por uno u otro de los candidatos referenciados, lo hará plenamente sabedora de sus posturas, de sus concepciones ideológicas. Sabrá además si a gente tal es correcto entregarle, nada más ni nada menos, que el gobierno de la República. En la voluntad ciudadana radica la posibilidad cierta e inviolable de elegir, y aunque la opción no debiera ser demasiado complicada ella se centra en una disyuntiva que como nunca tal vez, no admite duda de especie alguna. Ni argumentaciones que siquiera la dialéctica mal ejercida sería capaz de explicar y dar razón.

 

 Herman Vespa

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