Historia Alejandro Pasquariello 27 de junio de 2024

A 51 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO, algunas interpretaciones y muchas complejidades.

A 51 años del Golpe de Estado recordamos el articulo de nuestro colaborador Alejandro Pasquariello del 27 de junio de 2023, a 50 años del suceso.

Introducción

Hoy 27 de junio, se cumplen  50 años de la disolución  del Parlamento  Nacional,  hecho que configuró la consolidación del golpe de Estado cívico-militar de 1973, y el inicio de 12 años de dictadura cívico-militar. 

Este hecho, fue fruto de un largo y complejo proceso que hunde sus raíces en el lejano golpe de 1933, y en consecuencia, contraviene la “Teoría de los dos demonios”, tan en boga en los últimos tiempos. 

Uruguay es un país de una larga tradición democrática, que durante el siglo XX, ha sufrido tres quiebres institucionales, 1933 [1] ; 1938 [2], y 1973.  Aunque en ningún caso, los golpes de Estado derrocaron a los presidentes constitucionalmente electos, la dictadura cívico-militar de 1973 fue, sin dudas,  el período más largo y cruento de los tres casos anteriormente mencionados.

Sin embargo, vale la pena considerar, algunos aspectos que hacen a la “excepcionalidad uruguaya”. Este golpe de Estado, que por sus singularidades se ha ganado diversos calificativos como por ejemplo: “Golpe lento” [3], “Golpe largo” [4], “Golpe en dos tiempos” [5], “El golpe de Estado más largo de la Historia” [6], “El golpe de Estado más largo” [7], entre otros [8].

Este hecho, obedece a que en nuestro país, no hubo aviones bombardeando la Casa de Gobierno, tropas asediando al Presidente, o el Presidente abandonando la Casa de Gobierno en helicóptero. No, no hubo este gesto clásico. Hubo, por el contrario, un largo proceso que comenzó mucho tiempo antes, y que se fue perfilando -poco después  de derrotada la guerrilla  tupamara [9] -,  a partir   de octubre de 1972.  Hubo  además,  un presidente cómplice -Bordaberry-, que termina pactando con los militares en febrero, aceptado su tutelaje y -posteriormente- disolviendo el Parlamento, el día 27 de junio de 1973. 

Rumbo a un Callejón sin Salida [10].

El proceso que culminó el día 27 de junio de 1973 con la disolución del Parlamento, estuvo muy lejos de ser un proceso sencillo, muy por el contrario, se trató de un proceso extremadamente complejo. 

En primer lugar, debemos resistir la tentación de caer en explicaciones reduccionistas como la “Teoría de los dos Demonios” [11] , tan en boga en los últimos tiempos. 

El largo proceso que culminó día el 27 de junio, hunde sus raíces en el lejano golpe de Estado de 1933, protagonizado por el presidente Gabriel Terra, a raíz del cual, fueron destituidos por motivos políticos, un gran número de oficiales de las FF. AA. de origen batllista. Posteriormente, durante el gobierno de Juan José de Amézaga, mediante la ley 10.650, fueron reparadas las carreras de los militares destituidos, motivo por el cual -al obstruir los ascensos de los oficiales que venían en “carrera”-, se generaron enérgicas protestas en la interna militar, lo que  motivó la creación de una “Junta Revolucionaria”.

Los sublevados, fueron detenidos y procesados, entre ellos, el coronel retirado Esteban Cristi, quien fue acusado de conductor. -Cabe destacar, que el coronel Esteban Cristi, era el padre del general Esteban Cristi, uno de los militares golpistas de 1973-. 

Es a partir de este episodio, y sobre todo durante el gobierno de Luis Batlle -en que hubo quienes se acogieron a la ley sin cumplir los debidos requisitos-, que se comenzó a generar en las FF.AA., la idea de que lo político, estaba impregnado de clientelismo y -en definitiva-, de corrupción. 

Siguiendo la cronología, otro dato interesante, se puede identificar a partir de 1945, en plena “Guerra Fría”, cuando bajo la égida de Estados Unidos se comenzaron con los cursos de instrucción en la “Escuela de las Américas”. Donde oficiales uruguayos tradicionalmente constitucionalistas, comenzaron a convivir en dichos cursos, con oficiales latinoamericanos provenientes de países con largas tradiciones de  golpes de Estado.

Otro hito se puede identificar como consecuencia de la “Revolución Cubana”, en dos sentidos. Por un lado, la alarma generada en Estados Unidos como consecuencia de tener en su área de influencia y a 265 millas de su costa,  un enclave comunista.

Por otro lado, el efecto de contagio que generó el triunfo de la revolución socialista en los grupos de izquierda radical, que comenzaron a ver como “posibilidad cierta”, el camino revolucionario. En nuestro país esto último motivó -más allá de otros puntos de vista-, la salida a escena del Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros (MLN-T). 

Otro hito importante sucedió el día 25 de agosto de 1965, cuando por iniciativa del general Mario Aguerrondo,   se  funda  la  logia  “Tenientes   de Artigas”.   Una  logia  militar   con  ideas  católicas, conservadoras y nacionalistas, que tendría a partir de ese momento, una influencia superlativa. Dicha influencia, día a día se iría consolidando, hasta desembocar en el golpe de Estado de 1973.

Otro hecho puede identificarse en la reforma constitucional de 1966. La Constitución de 1967 había recogido esta inquietud al volver al Ejecutivo unipersonal, sin embargo los constituyentes no previeron todos los equilibrios decisivos que se afectaban al concentrar el poder.

La insólita debilidad y marginación del Parlamento, con su permanente posición perdedora, era en gran medida uno de los subproductos de las novedades de la Constitución del 67'. No sólo por el evidente   fortalecimiento del   Poder   Ejecutivo   sino   también,  y   principalmente,   por   el   efecto intimidatorio y paralizante de la amenaza de la disolución de las cámaras. La posibilidad de arriesgar las bancas luego de una costosa campaña electoral a mitad del ejercicio, era una alternativa demasiado  onerosa para los sedentarios parlamentarios uruguayos.

En consecuencia la omisión fue el sello característico del Parlamento durante el mandato del presidente  Pacheco [12] .  Lo  que brindaba  ante la opinión  pública,  la nada buena imagen  de un parlamento licencioso. 
También es dable señalar, la elección protestada del 71', y el ascenso de Juan María Bordaberry al poder. Un presidente “nacido en el vacío” -al decir de Carlos Quijano-, sin apoyo popular ni apoyo partidario, y con pocas convicciones democráticas. 

Otro aspecto que resulta interesante destacar, es la reciente creación del novel Frente Amplio. Aunque la coalición de izquierdas obtuvo el 18% de los votos en el 71', guarismo que lo ubicaba lejos de disputarle la presidencia a los partidos tradicionales; para la Embajada norteamericana, y por consiguiente para Washington, representaba una seria preocupación de cara a las elecciones nacionales de 1976 1314 .

Esta breve reseña [15] nos sitúa mejor en la coyuntura crítica, que tuvo como epicentro, octubre 1972-junio de 1973. 

Octubre Amargo [16]

Una vez derrotada la guerrilla [17] , en octubre de 1972, comienzan a sucederse los primeros desbordes militares, los cuales, excedían ampliamente sus deberes constitucionales. Promediando dicho mes, un juez militar ordenó la liberación de dieciocho presos, entre los cuales, se encontraban cuatro médicos que habían sido detenidos en el VI de Caballería. Los cuatro médicos habían sido víctimas de torturas, según denunció el senador Zelmar Michelini. Pero los militares, hacen caso omiso de la orden del juez, y los médicos permanecen detenidos. 

A raíz de esa denuncia, el Ministro de Defensa, Augusto Legnani, ordenó relevar al coronel Ramón Trabal del Servicio de Información de Defensa, y designar en su lugar al coronel Modugno, pero dicha orden tampoco se cumplió.  Como consecuencia de estos desacatos, se produce la renuncia del Ministro de Defensa, Augusto Legnani, y del comandante en Jefe del Ejército, Florencio Gravina. 

También en octubre, los militares detienen y procesan al senador Jorge Batlle, a la vez que ejercen fortísimas presiones sobre el presidente Bordaberry. Para finalizar, el día 12 de  diciembre las FF.AA.,   emiten   un   comunicado   en   el   cual   manifestaban   que:  “han   decidido   gravitar   en   la conducción nacional”. [18] 

De esta manera languidecía el año 1972, como preludio de lo que nos depararía el año 1973.

1973: Los Hechos

El año 1973 comenzó con el mismo clima de desasosiego político y protagonismo militar con que había culminado 1972. Los comunicados alusivos a hechos de corrupción en la Junta Departamental de Montevideo, así como también, las manifestaciones de repudio a las declaraciones del Senador Vasconcellos, fueron solo el preludio de lo que acontecería pocos días más tarde, el 8 de febrero. 

Aquel día, los mandos militares del Ejército y la Fuerza Aérea, en una clara insubordinación, desconocen al flamante Ministro de Defensa, Antonio Francese, desencadenando la crisis. La Armada Nacional al mando del CA Zorrilla, intentó plantar cara al golpe de Estado en ciernes, clausuró la Ciudad Vieja e invitó al presidente Bordaberry a resistir el golpe desde la zona liberada.  

Fue el propio Bordaberry, quien rechazó el ofrecimiento de la Armada y terminó pactando con los golpistas, en el “Acuerdo de Boiso Lanza”, el 12 de febrero de 1973. Fruto de dicho acuerdo -entre otros puntos-, se crea el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), con lo cual, las Fuerzas Armadas quedarían integradas a través del mismo, junto con el Poder Ejecutivo, en la toma de las decisiones políticas. 

A partir de este momento se ingresó en una dinámica, la cual culminaría cuatro meses más tarde con
lo poco que quedaba de democracia: la disolución del Parlamento.  El 23 de marzo las FF. AA. continuaron con los comunicados relacionados a hechos de corrupción desprestigiando -aun mas-, a la clase política. 

El día 27 de abril,  - luego de recibir una solicitud de la Justicia Militar-, el Poder Ejecutivo, envió al Senado el pedido de desafuero del senador frenteamplista, Enrique Erro, acusado de estar vinculado a la sedición por la Justicia Militar. Tanto en Senadores como en Diputados dicha solicitud no prosperó. Esta decisión fue vivida como una doble derrota por parte de Bordaberry, y por parte de los militares.

En primer lugar: Enrique Erro quedaba fuera del alcance de la Justicia Militar. En segundo lugar: el Poder  Legislativo   en   su   conjunto,   estaba   mostrando   una   voluntad   de   independencia,   que  los militares consideraban incompatible con el nuevo estado de cosas creado a partir del 12 de febrero. 

Horas después de conocerse la determinación  del parlamento, el presidente Bordaberry, se reunió en la Residencia de Suárez, con los comandantes en Jefe de las tres armas, los miembros del Estado Mayor Conjunto (ESMACO), y con los Jefes de las cuatro divisiones regionales del Ejército.

En este acto,  el presidente Bordaberry, realizó una exposición en la que explicó los fundamentos y objetivos para terminar con lo poco que quedaba de democracia: disolver el parlamento.  El 26 de junio, a las once y veinte de la noche, Bodaberry firmó el decreto 464/73, que disolvía las Cámaras y las Juntas Departamentales, al tiempo que prohibía “atribuir propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo”. 

En   el   preciso   instante   en   el   que   estampó   su   firma   en   el   mencionado   decreto,   el   presidente Bordaberry,  enterró su juramento de respetar la Constitución de la República. En la madrugada del 27 de junio, el recinto parlamentario fue testigo de la que sería la última sesión del Senado durante más de una década; y pocas horas más tarde, de la irrupción de las Fuerzas Armadas. 

Síntesis Final

Como acabamos ver, el largo proceso que culminó el 27 de junio del 73', y dio inicio a doce años de dictadura cívico-miltar, tampoco fue ajeno a la “excepcionalidad uruguaya”. Esto refiere al menos en dos aspectos.

En primer lugar: la represión no alcanzó los niveles exacerbados de violencia, como los que se manifestaron en las dictaduras vecinas del Cono Sur. En segundo lugar: luego de finalizada la primera etapa más represiva, el régimen  procuró legitimarse ante la ciudadanía, convocando a un Plebiscito para reformar la Constitución. La ciudadanía dio la espalda al proyecto propuesto por el régimen, y a partir de ese momento se inició un proceso -no exento de dificultades- que culminó con la reapertura democrática, en 1985. 

Sin embargo, este largo proceso nos deja -o debería dejarnos- algunas enseñanzas.

Al tratarse de una construcción,   cuidar   la   democracia  es   una  tarea   de   todos   los   días.   Los   ciudadanos podemos presuponer,   erróneamente,   que   la   democracia   es   un   estadio   dado.   Muy   por   el   contrario,  la democracia es una construcción, y como tal, todos los ciudadanos con nuestras acciones cotidianas
propendemos a la mejora -o no- de la democracia. 

Debemos valorar y cuidar nuestra democracia, que es una de las mejor conceptuadas, ocupando según la publicación The Economist, el puesto número once como nación líder en democracia en el mundo. 

Porque la peor democracia es preferible a la mejor dictadura, o, como decía Winston Churchill:

“La democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”. 

Alejandro Pasquariello (*)

REFERENCIAS

[1] El golpe de Estado llevado adelante por el presidente constitucionalmente electo, Gabriel Terra, el 31 de marzo de 1933, fue un golpe policial, que contó con la pasividad cómplice del Ejército. “La Revolución del Machete”, al decir de Emilio Frugoni. 

[2] El golpe de Estado llevado adelante por el presidente Alfredo Baldomir el día 21 de febrero de 1942, o El “Golpe Bueno” al decir de Juan Andrés Ramírez. 

[3] Wilson Fernández (1986)
[4] Juan Rial (1986)
[5] Caetano y Rilla (2001)
[6] Virginia Martínez (2007)
[7] Gonzalo Varela Petito (2023)
[8] Gramajo e Israel (2013): refieren al golpe del 8 de febrero, como el “Golpe Invisible”. 

[9 ]En setiembre del 72', al cumplirse el año de haber sido encomendadas por el Poder Ejecutivo para la conducción de la lucha antisubversiva, las Fuerzas Armadas comunican que “lograron asumir el control táctico de la situación subversiva,   infligiendo   una   derrota   momentánea   al   aparato   político-militar   de   la sedición”.  El   carácter “momentánea”, por la fuerza de los hechos,   terminó siendo definitiva, en virtud que la guerrilla dejó de tener capacidad militar operativa. 

[10] Todos estos aspecto se desarrollan en profundidad en:  Pasquariello, Alejandro  (inédito).  “El Último Bastión”
Biografía del VA Juan José Zorrilla.

[11] Teoría de los Dos Demonios: A partir del gobierno de Raúl Alfonsín -Argentina 1983-1989-, se denomina «Teoría de los Dos Demonios» a aquella concepción que interpreta que, durante los años setenta, la hermana República estuvo envuelta en un clima de violencia política provocado por dos extremos ideológicos, por «dos demonios»: la extrema derecha, a través del Estado terrorista, y la extrema izquierda, a través de la violencia revolucionaria. Esta interpretación se instaló como relato y explicación dominante de la época y logró un amplio consenso en la opinión pública a partir de su incorporación en el prólogo del libro Nunca Más de la CONADEP, editado en 1984. Cual si fuera un espejo, el mismo relato se trasladó posteriormente a Uruguay. Al decir de De Giorgi (2014): “Es un lugar común su asociación con Sanguinetti, como recurso del que hecha mano para justificar la Ley de Caducidad”. Sin embargo,   De   Giorgi   puntualiza,   que   el   historiador   Carlos   Demasi   (2003)   “....propone,   como   fecha   de emplazamiento social de su origen, el discurso militar de 1976 con posterioridad a la destitución de Bordaberry”. Para más detalles ver: De Giorgi, Álvaro 2014 “Sanguinetti” La otra historia del pasado reciente. Editorial Fin de Siglo. Montevideo.  

[12]  Omisión, que fue complementada con una displicencia mayúscula de la voluntad de la Asamblea General por parte del presidente Pacheco, en las escasísimas oportunidades en que la Asamblea se pronunció en contra del Ejecutivo. A modo de ejemplo: El día 6 de agosto de 1969, la Asamblea General dejó sin efecto el decreto del Poder Ejecutivo que establecía la militarización de los funcionarios bancarios. Al día siguiente , 7 de agosto, el Poder Ejecutivo reimplantó la medida mediante un nuevo decreto. El día 14 de julio de 1971, la Asamblea General levantó las Medidas Prontas de Seguridad. Al día siguiente, 15 de julio,  el Poder Ejecutivo las reimplantó. 

[13]  Para más detalles ver: Aldrighi, Clara 2007 “El Caso Mitrione” La intervención de Estados Unidos en Uruguay
(1965-1973) Tomo I. Editorial Trilce. Montevideo. Anexo. 

[14]  Eric Hobsbawm, coincide a este respecto. Al decir del historiador británico: “Aunque en Uruguay los militares utilizaron la existencia de un movimiento inteligente y eficaz  de “guerrilla urbana” como pretexto (...) fue probablemente   el   surgimiento   de   un   frente   popular   de   “izquierda   amplia”,   en   competencia   con  el   sistema bipartidista tradicional, lo que explica que tomaran el poder”. Hobsbawm (1995) 2021. Pag. 441.

[15] Si bien intentamos contemplar la mayor cantidad de elementos posibles, y de presentar una visión ecléctica de tan complejos acontecimientos, la propia complejidad y diversidad de los mismos, no nos exime de la posibilidad, de no haberlos agotado -ni siquiera parcialmente- para el presente trabajo. 

[16] Definición de Caula y Silva (1986)

[17] En setiembre del 72', al cumplirse el año de haber sido encomendadas por el Poder Ejecutivo para la conducción de la lucha antisubversiva, las Fuerzas Armadas comunican que “lograron asumir el control táctico de la situación subversiva,   infligiendo   una   derrota   momentánea   al   aparato   político-militar   de   la   sedición”.   El   carácter “momentánea”, por la fuerza de los hechos,   terminó siendo definitiva, en virtud que la guerrilla dejó de tener capacidad militar operativa. 

[18] Para obtener más detalles sobre todos los acontecimientos que iniciaron en octubre, ver: Pasquariello, Alejandro 2017 “Marcha Forzada” Poder Civil/ Poder Militar. Editorial Fin de Siglo. Montevideo.

Ecos del Hum, 26 de junio de 2023

*

(*)  Alejandro Pasquariello:  Politólogo, investigador y escritor uruguayo.

Participante del Observatorio Sudamericano de Defensa y Fuerzas Armadas (2017-2019).

Es autor de: 

"Marcha Forzada  Poder Civil/Poder Militar".  2017. (Mención en el Premio Nacional de Letras 2019).

"La Restauración Compleja Primeros Pasos y Tropiezos de la Democracia". 2020.

Es coautor, con Eduardo Cuitiño de: 

"Humberto Pittamiglio, el Político de la Calle Ejido" (inédito).

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