Primera Bandera Oriental de 1813 ¿construcción de un relato histórico?

Cerro Largo oficializó su primera enseña -que fue a su vez el primer pabellón departamental del Uruguay-  en el año 1983; esta fue diseñada por el profesor Wilson Gómez en base a datos históricos provenientes del profesor Carlos Echeverri Benítez.

Sin embargo, hace siete años,  el actual gobierno departamental entendió que por haber sido creada dentro del período de la dictadura cívico militar, esta debía ser sustituida.

En 2017 una comisión dirigida por la maestra Cristina Cardozo relevó los datos históricos existentes para elaborar un proyecto de bandera, el cual fue aprobado por unanimidad de la Junta Departamental el 18 de agosto de 2018.  

Ese pabellón ondeó por primera vez el 3 de febrero de 2019. 

En la ceremonia que se llevó a cabo en la Plaza de las Madres, el Intendente Sergio Botana manifestó: “Esta es la bandera de los insurgentes orientales y la primera de Artigas y del pueblo Oriental". 

Dicha afirmación se sustentaría en las publicaciones de Agustín Beraza, entre las que se destacan: "Los corsarios de Artigas" (1948) y "Las banderas de Artigas" (1957). Ambas obras son enjundiosos ensayos donde el autor expone y analiza gran cantidad de documentos y elabora teorías que, palabras más adjetivos menos, han corrido por el torrente de nuestra bibliografía historiográfica. Y, a partir de allí, se han amplificado en diversas tesis doctorales, emblemas militares, artículos de información general y manuales de Historia. 

En este sentido, sobre la base del relato construido por Beraza, la Comisión Nacional del Archivo Artigas (Tomo 35, p. LIV) asevera que nuestra primera enseña oriental “estaría conformada por cuatro franjas azules y cinco blancas, igual a la actual bandera nacional, pero sin el sol”.  

Y, en esa misma línea se expresa: “Durante el Segundo Sitio, los Orientales tuvieron también un distintivo… en el Museo Naval de Madrid, se conserva un grabado de la época…en el que figuran dos banderas…una, es de Buenos Aires y la otra, pertenece a los insurgentes Orientales. Esta bandera fue usada durante el año 1813, ya que las fuerzas del Jefe de los Orientales, permanecieron en la línea sitiadora, desde el 26 de febrero de 18 13, hasta el 20 de enero de 1814, en que la abandonaron”

Esta última cita que nos introduce al desarrollo del tomo mencionado en su edición del año 2005, se basa de forma exclusiva en la fiabilidad del relato de Agustín Beraza. Este investigador fundaba su análisis en un grabado del Museo Naval de España, en el cual se podía observar la imagen del pabellón con el siguiente epígrafe: “Bandera de los Ynsurgentes Orientales dominando al heroyco Montevideo”.

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 Juan Pivel Devoto legitimó la historia de Beraza al incluirla en su colección en 1948 y luego fue refrendada por decenas de historiadores en publicaciones privadas.

De este modo, la conclusión de Beraza se volvió compacta: nuestro primer pabellón había sido enarbolado durante el segundo sitio a Montevideo, desde febrero de 1813 hasta el cisma que se produjo el 20 de enero de 1814, cuando Artigas enfiló su caballo rumbo a Batoví.

Pero el grabado no dice lo que Beraza concluye. Lo que sí dice es que cuando los orientales dominaban Montevideo tenían una bandera. Y en realidad, las tropas artiguistas recién lograron dominar o ingresar a nuestra capital en 1815. 

Entonces ¿por qué Beraza se apartaba del documento y lo fechaba en 1813? ¿por qué una única fuerza sitiadora utilizaría en 1813 dos banderas? Lo que sabemos es que ningún acontecimiento justificaba que los orientales tuvieran una nueva bandera en 1813; que en 1814 sí estaban dadas las condiciones para que se enarbolara un emblema propio; y que fue recién en 1815 que los documentos dieron cuenta de la existencia de las primeras banderas orientales. 

En estos últimos años es frecuente ver ondear la bandera descripta por Beraza en diversos actos oficiales, como el que tuvo lugar en la Fortaleza del Cerro, cuando el presidente Tabaré Vázquez inauguró un nuevo mástil para la bandera de Artigas, o los actos del Cuartel de Blandengues. En la actualidad se expone de forma permanente en todas las escuelas y liceos de Cerro Largo, varias dependencia militares, y museos de todo el país , tal cual luce en  la siguiente imagen del año 2022 del Museo Casona Presidente Tte. Gral. Máximo Tajes. 

A la izquierda supuesta primer bandera Oriental artiguista.

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El análisis de las prueban indiciarias y el acervo documental auscultado indicaba que no existió ninguna bandera de los insurgentes orientales en el año 1813, cabía preguntarse si toda la bandera, su diseño y sus colores no eran también un invento. 

En procura de una respuesta que consolidara el camino de sustentación de esta última hipótesis, dirigimos una misiva a los actuales custodios del grabado. 

Desde el Ministerio de Defensa de España, el Secretario del Órgano de Historia y Cultura Naval José Luis Martínez-Avial comunicó:

 “En relación a su petición de la imagen del grabado del barco corsario de Artigas, siento comunicarle que es un grabado que "no tiene iluminación alguna"…

En el libro le han colocado unos colores que me imagino son los que el autor creía le corresponderían pero con el grabado en nuestro poder no podemos confirmar si son correctos o no.”

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A España se había enviado la imagen impresa en el libro “Los Corsarios de Artigas”, ya que este dibujo constituía la única fuente documental utilizada por Beraza.

La sorpresa de que “los colores” eran inexistentes en el grabado original, nos proporcionó un argumento de sólida sustentación de nuestra hipótesis: ya no quedaban dudas, en Uruguay alguien había fraguado las cuatro franjas azules.

Esta bandera nunca existió, por lo cual la enseña que hoy flamea en los sitios públicos –incluidas las escuelas- de Cerro Largo carece de sustento histórico.

 A partir de un mismo documento, se reinterpreta la historia, se la rodea de otro contexto y se reconstruye el pasado, retomando algunos elementos de la tradición o abrevando en los momentos de la creación.

El pasado que se reconstruye posee variadas formas de contarse o de narrarse, ahora bien ¿dónde queda el auténtico hecho histórico?: en la versión que se está por escribir, en la versión que no busca la verdad absoluta. 

El auténtico hecho histórico está en la búsqueda y el planteo a nuevas interrogantes.

La historia sigue dependiendo de las preguntas, las preguntas de los intereses particulares y estos últimos de la mirada del presente. Esta mirada ¿tiene que enfrentar a todos los paradigmas históricos del pasado que buscaban responder otras preguntas?

No. El único camino que puede acercarnos a la verdad son las historias múltiples, de las cuales el narrador en el uso consciente de su libertad (en tensión con su ética), pueda ser auditado por un control intersubjetivo. 

Javier Ricca, ECOS DEL HUM, 30 de Agosto 2024

yerbamate@adinet.com.uy

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