SOBRE LA MEDITACION, Parte 2: disposiciones para la oración
Disposición del alma para la oración
Quien se dispone a orar debe recogerse y prepararse un poco para estar más pronto, más atento al conjunto de su oración; debe igualmente desechar todas las ansiedades y turbaciones de sus pensamientos y esforzarse en recordar la grandeza de Dios a quien se acerca: pensar que es impío presentarse ante El sin atención, sin esfuerzo, con una especie de despreocupación; rechazar, en fin, todos los pensamientos extraños.
Al entregarse a la oración es preciso presentarse, por decirlo así; el alma antes que las manos; elevar el espíritu hacia Dios antes que los ojos; desprender el espíritu de la tierra antes que levantarse para ofrecerlo al Señor del universo; deponer, en fin, todo resentimiento de la ofensa que creemos haber recibido, si queremos que Dios olvide el mal cometido contra él, contra nuestro prójimo o contra la recta razón.
Disposición del cuerpo para la oración
Como las posiciones del cuerpo son innumerables, la de extender las manos y elevar los ojos al cielo debe ser seguramente preferida a todas las otras, por expresar en el cuerpo la imagen de las disposiciones del alma durante la oración.
También podemos meditar u orar sentados, o acostados, o si nuestras ocupaciones no nos permiten retirarnos, apartarnos a meditar, se puede orar sin tomar ninguna posición particular. La oración de rodillas es necesaria cuando se acusa uno ante Dios de sus propios pecados, suplicando cura y absolución (*).
(*) curación y absolución del alma, que solo nuestro Dios del corazón para unos, nuestra conciencia para otros, el perdón nos puede otorgar.
Continuaremos en la Parte 3; lugar de la oración
AGRADEZCAMOS: ¡ GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS !
FUENTE:
"Oraciones de los Primeros Cristianos", Selección de A. Hamman, O.F.M. e introducción de Daniel Rops.
Texto que transcribimos en un estilo y forma "no dogmática", para llegar a todos aquellos quienes buscan; la paz, el servicio y amor en sus vidas, para consigo mismos y con los demás.
Pedro del Hum, mayo 2023
POSDATA; "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen." dice Mateo 7:6, atribuyéndose esta parábola al mismísimo Jesús, lo cual entendemos algunos podrán decir hacemos en estas columnas.
Quizás así sea, pero pensamos que todos tienen derecho a recibir y ver la luz del Sol, mas no sea por unos momentos, y será su decisión si se quedan o se apartan de ella. Pero esconder esos rayos de luz de los demás, no parece justo y necesario.
"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos,.." lo asumimos como no sembrar en tierra sin preparar, ni obligar a nadie a hacerlo, invadiendo su libre albedrío.
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