Política10 de noviembre de 2024

"WOKIANDO" por el Profesor Jorge Chagas

A raíz del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU. han existido muchas alusiones a la “cultura woke”. ¿Por qué? No pocos consideran que fue la  gran derrotada el pasado martes 5 de noviembre. De hecho Kamala Harris sería una fiel representante del “wokismo”.

¿Qué es exactamente la “cultura woke”? El significado literal de la palabra en inglés es “Desperté”. O sea que es el pasado de "wake", que significa despertar. Sin embargo, el término es mucho más complejo y ser o estar woke en la jerga estadounidense puede hacer ver con qué posturas políticas uno está más alineado.
¿Dónde surgió este término?

Fue dentro de la comunidad negra estadounidense y originalmente quería decir estar alerta a la injusticia racial. Según se piensa quién acuño esa palabra fue el escritor William Melvin Kelley, cuando en 1962 publicó un ensayo en el New York Times titulado 
If You're Woke, You Dig It (“Si estás despierto, lo entiendes”). O sea que está bastante lejos de ser un término nuevo. ¡Tiene más de medio siglo!

Lo que sucedió es que resurgió en la última década con el movimiento Black Lives Matter, que nació en rechazo a la brutalidad policial hacia personas afrodescendientes. Pero, sucedió algo tal vez inesperado: su uso se difundió más allá de la comunidad negra y empezó a ser utilizado para significar algo más amplio.  Y aquí empezaron los problemas. 

En 2017, el diccionario Oxford agregó esta nueva acepción de "woke", definiéndolo como: "Estar consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo". En un principio, parece algo positivo y correcto. 

Sin embargo, las cosas no son tan simples. Nunca lo son.

Porque, así como hay gente que se autodefine con mucho orgullo como una persona "woke", que está alerta a la discriminación y la injusticia, hay muchos otros que utilizan el adjetivo como un insulto. ¿Por qué? El propio diccionario Oxford da una respuesta. Debajo de la definición, agrega lo siguiente: "Esta palabra a menudo se usa con desaprobación por parte de personas que piensan que otras personas se molestan con demasiada facilidad por estos temas, o hablan demasiado sobre ellos de una manera que no cambia nada".

La desaprobación al término “woke” parte de la convicción de que las personas defensoras de la justicia racial y social son  irrazonables y/o extremistas.

En otras palabras: mientras que para algunos ser "woke" es tener conciencia social y racial, y cuestionar los paradigmas y las normas opresoras impuestas históricamente por la sociedad, para otros describe a hipócritas que se creen moralmente superiores y quieren imponer sus ideas progresistas sobre el resto.

Los críticos de la cultura "woke" cuestionan, sobre todo, los métodos coercitivos que utilizan algunos "policías de la palabra" -así los definen- contra quienes dicen cosas o cometen actos que ellos perciben como misóginos, homofóbicos o racistas.

En particular ha generado mucho malestar el uso de un método conocido como la "cancelación": un boicot social y profesional, que suele realizarse a través de las redes sociales, contra individuos que actuaron o dijeron algo que para ellos es intolerable.

Pero. ¿por qué las personas "woke" actúan así? Entienden que se trata de una forma de protesta no violenta que permite empoderar a grupos históricamente marginalizados de la sociedad (afros, mujeres, gays) y corregir comportamientos, sobre todo de los sectores más privilegiados, que hasta ahora eran parte del statu quo y persistían sin castigo ni cambio.

Obviamente para los críticos es la “corrección política” llevada al extremo, atentatoria contra la libertad de expresión y por cierto, "los valores tradicionales estadounidenses".

Así lo que empezó como un choque cultural se fue transformando en un enfrentamiento político

El término "woke" se convirtió en sinónimo de políticas de izquierda o liberales que abogan por cosas como la equidad racial y social, el feminismo, el movimiento LGBT, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el uso de vacunas, el activismo ecológico y el derecho a abortar.

En sentido Trump considera que estas políticas representan no solo una amenaza a los "valores de familia" sino incluso a la misma democracia, a la que se quiere "reemplazar con una tiranía woke", una tiranía de lo “políticamente correcto”, una suerte de “fascismo de extrema izquierda”  .

Es curioso que Trump se muestre preocupado por la democracia estadounidense cuando en el 2021 incitó a sus partidarios a asaltar el Capitolio, negándose a reconocer su derrota.

Pero, al margen de esto, es tres hechos reales: Trump venció holgadamente portando el estandarte anti-woke (atención: logró captar el voto de latinos, árabes y negros, o sea que la cuestión de los “valores tradicionales estadounidenses” no representa solamente a la población blanca); EE.UU. está polarizado como nunca antes; y por último, es patente que la “cultura woke” se ha vuelto una pesada carga para el Partido Demócrata y tal vez habrá un retorno a la moderación.
En fin...en el fondo del asunto siempre está planteada la eterna tensión entre la libertad y la igualdad.

Jorge Nelson Chagas Fausto

WOKIANDO, Nota dedicada a los queridos “trumpistas criollos” que están bailando en una pata y brindando con champán.