Con el clasismo fuera del maletín, y la vergüenza adentro ..

Columnistas18 de agosto de 2024Pablo ThomassetPablo Thomasset
Maletin

Aún no ni miras de llover, pero la mente y las manos motivadas a escribir nos apuran,
con recuerdos de historias, relatos de vida que hemos contado a amigos, pero merecen ser escritos.

Años 1990s, previo a nuestra migración al Hum a trabajar a la renovación de las instalaciones electromecánicas de la represa Rincón del Bonete, trabajábamos en una pequeña empresa de servicio técnico de equipamiento de telecomunicaciones.

Uno de los clientes era una oficina pública, de las tantas las había en el edificio Libertad en esos años. 
Para para subir al Despacho por los ascensores había que pasar por un control de seguridad previo. Quien escribe vestido de corbata y en mano un maletín ejecutivo de imitación cuerina negra, pituco pero baratija de OFFSALE de 10 dolares.

Dany, el técnico acompañante siempre, en prendas de jeans y como caja de herramientas una caja de carton grueso con manija (no habían llegado a Uruguay las conocidas cajas plásticas STANLEY).

Nosotros nuevos en el trabajo, junto al técnico compañero, nos presentamos en la entrada trasera, donde se inspecciono los documentos y la caja de herramientas. Para sorpresa nuestra se nos indico que en prendas formales, deberíamos ingresar por la entrada delantera, donde no se nos solicito documentos, ni se inspecciono el maletín.

Nos volvimos a encontrar con el técnico en el piso correspondiente, donde comentamos lo curioso de la situación. Y mas que curioso una falla de seguridad, ya que en maletín de cuero podríamos haber ingresado un arma u algo mas serio.
Esta historia se repitió numerosas veces allí mismo, y en otras oficinas, otros edificios de la Ciudad Vieja. 

Vergüenza vivir en semejante sistema que clasifica a las personas como al ganado,

pero así es.

Desde ese día, fue quedando claro que nos comportamos en forma diferente por la apariencia externa de las personas, por como están vestidas, mas o menos prolijamente.

Unos años mas tarde se nos presento la oportunidad de realizar unas serie de misiones oficiales al exterior, donde le seguimos "el jueguito" a este tema del clasismo intrínseco. Comprobarlo en el exterior era la oportunidad de evaluar si era un fenómeno de aquí del Uruguay, o algo mas global.

El resultado fue el mismo, de camisa y corbata, o de saco y corbata, se nos abrían puertas que otros de jeans o campera no podían acceder, o si lo hacían eran tratados de  distinta manera, no decir que despectivamente, no no, pero si con digamos que poca amabilidad. 

La explicación y  motivación de este comportamiento humano, la dejamos para los psicoanalistas o los sociólogos.

De momento, reflexionemos, y no juzguemos a las personas por su aspecto exterior, su prendas, sus cuerpos, su presencia, su hablar.
Juzguemos su sabiduría, sus acciones, su buen corazón.

BUEN COMIENZO DE SEMANA!

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