Rumbo a un Callejón sin Salida. 1933-1973

Historia26 de septiembre de 2024 Alejandro Pasquariello
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El proceso que culminó el día 27 de junio de 1973 con la disolución del Parlamento, estuvo muy
lejos de ser un proceso sencillo, muy por el contrario, se trató de un proceso extremadamente
complejo.

En primer lugar, debemos resistir la tentación de caer en explicaciones reduccionistas como la
“Teoría de los dos Demonios” [1], tan en boga en los últimos tiempos [2].

Como no somos adeptos a dar respuestas simples a la explicación de procesos complejos, intentamos desagregar los distintos episodios los cuales -cual afluentes de un río-, confluyen para dar como resultado el día 27 de junio de 1973.

El largo proceso que culminó día el 27 de junio, hunde sus raíces en el lejano golpe de Estado protagonizado por el presidente Gabriel Terra, el día 31 de marzo de 1933. Como consecuencia del golpe del 33', fueron destituidos por motivos políticos, un gran número de oficiales de las FF. AA. de origen batllista.

Durante el gobierno de Juan José de Amézaga, mediante la ley 10.650 del 14 de setiembre de 1945, fueron reparadas las carreras de los militares destituidos, motivo por el cual -al obstruir los ascensos de los oficiales que venían en “carrera”-, se generaron enérgicas protestas en la interna militar, lo que motivó la creación de una Junta Revolucionaria.

Los sublevados fueron detenidos y se dictaron varios procesamientos, entre ellos, el del coronel retirado Esteban Cristi -padre del general del 73'-, quien fue acusado de conductor. Además de este motivo -entre otros-, existían apetencias de poder,  al decir de Gerardo Caetano [3].

Es a partir de este episodio, y sobre todo durante el gobierno de Luis Batlle -en que hubo quienes se acogieron a la ley sin cumplir los debidos requisitos- [4], que se comenzó a generar en las FF.AA., la idea de que lo político, estaba impregnado de clientelismo y -en definitiva-, de corrupción.

Siguiendo la cronología, otro dato interesante, se puede identificar a partir de 1945, en plena “Guerra Fría”, cuando bajo la égida de Estados Unidos se comenzaron con los cursos de instrucción en la “Escuela de las Américas”. Donde oficiales uruguayos tradicionalmente constitucionalistas, comenzaron a convivir en dichos cursos, con oficiales latinoamericanos provenientes de países con largas tradiciones de golpes de Estado.

Recordemos que entre 1950 y 1982, pasaron por entrenamiento militar de Estados Unidos, un total de 2832 uruguayos. En este sentido, el Gral. Jaime Igorra, nos comentaba que: “En un principio los militares uruguayos iban a hacer cursos técnicos, de motores, de equipos militares, de ingenieros, de máquinas de topografía. Era muy superficial lo que hasta ese momento se hablaba de política continental. Los peruanos estaban trabajando en la construcción de la perimetral amazónica, los brasileños con la construcción de la transamazónica, los argentinos muy recluidos entre ellos.

Eran los tiempos de la “Alianza para el Progreso”. Luego comenzaron con los cursos represivos, en el sentido de que las Fuerzas Armadas eran las que tenían que actuar si comenzaban a manifestarse expresiones de fuerzas antidemocráticas, sobre todo, luego del “Discurso de las Mercedes”5, del 26 de julio de 1960, en el cual Fidel Castro culmina diciendo que 'iba a hacer de la Cordillera de los Andes, una nueva Sierra Maestra'” [6].

Es dentro de este contexto, que existió una tendencia del gobierno del Partido Nacional, de dirigir las FF. AA. hacia la concepción del enemigo interno.

En este sentido, Seregni comentó a González Guyer: “no olvides que el gobierno blanco a partir del 58', ya comenzó con la “Guerra Fría”....lo de 'comunistas chapa 15'. Los batllistas eran desde el punto de vista del Partido Nacional, identificados con el comunismo. De manera que, el Partido Nacional -exceptuando la figura señera de Herrera, quien fue el que salvó de las bases militares acá-, propició la doctrina de la seguridad nacional”.

Otro hito se puede identificar como consecuencia de la “Revolución Cubana”, en dos sentidos. Por un lado, la alarma generada en Estados Unidos como consecuencia de tener en su área de influencia y a 265 millas de su costa, un enclave comunista; por otro lado, el efecto de contagio que generó el triunfo de la revolución socialista en los grupos de izquierda radical, que comenzaron a ver como “posibilidad cierta”, el camino revolucionario. En nuestro país esto último motivó -más allá de otros puntos de vista-, la salida a escena del Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros (MLN-T).

Con estos antecedentes, comenzamos a transitar la década del 60'. Recordemos que la década del 60', que podríamos denominar, la “década de las crisis”, había sido convulsa en razón de varios aspectos: crisis económica; crisis política; crisis demográfica; crisis del Estado inclusivo; crisis de la “sociedad hiperintegrada” -al decir de Germán Rama-.[7] Irrupción de actores extrapartidarios: guerrilla; actividad de grupos de ultraderecha [8], y grupos corporativos. 

La escalada de violencia aumenta en la sociedad, y las propias Fuerzas Armadas salen de la invisibilidad. Las posturas más radicales comienzan a primar sobre las posturas más conciliadoras, los extremismos comienzan a ganar la partida a los sectores moderados.

Otro hito importante sucedió el día 25 de agosto de 1965, cuando por iniciativa del general Mario Aguerrondo, se funda la logia “Tenientes de Artigas”. Una logia militar con ideas católicas, conservadoras y nacionalistas, que tendría a partir de ese momento, una influencia superlativa.

Dicha influencia, día a día se iría consolidando, hasta desembocar en el golpe de Estado de 1973. Otro hecho puede identificarse en la reforma constitucional de 1966. La Constitución de 1967 había recogido esta inquietud al volver al Ejecutivo unipersonal, sin embargo los constituyentes no previeron todos los equilibrios decisivos que se afectaban al concentrar el poder.

La insólita debilidad y marginación del Parlamento, con su permanente posición perdedora, era en gran medida uno de los subproductos de las novedades de la Constitución del 67'. No sólo por el evidente fortalecimiento del Poder Ejecutivo sino también, y principalmente, por el efecto intimidatorio y paralizante de la amenaza de la disolución de las cámaras.

La facultad de disolución de las cámaras no estaba presente en la Constitución de 1952, y la posibilidad de arriesgar las bancas luego de una costosa campaña electoral a mitad del ejercicio, era una alternativa demasiado onerosa para los sedentarios parlamentarios uruguayos, que preferían otros cursos de acción menos honrosos pero más seguros.

En consecuencia la omisión fue el sello característico del Parlamento durante el mandato de Pacheco [9]. Lo que brindaba ante la opinión pública, la nada buena imagen de un parlamento licencioso.

También es dable señalar, la elección protestada del 71', y el ascenso de Bordaberry al poder. Un presidente “nacido en el vacío” -al decir de Carlos Quijano-, sin apoyo popular ni partidario, y con pocas convicciones democráticas.

Otro aspecto que resulta interesante destacar, es la reciente creación del novel Frente Amplio. Aunque la coalición de izquierdas obtuvo el 18% de los votos en el 71', guarismo que lo ubicaba lejos de disputarle la presidencia a los partidos tradicionales; para la Embajada norteamericana [10], y por consiguiente para Washington, representaba una seria preocupación de cara a las elecciones nacionales de 1976 [11][12]. Es en medio de esta dramática coyuntura, que ingresamos en la década del 70', esta breve reseña [13] nos sitúa mejor en el contexto de lo acaecido en aquel fatídico 1973.

[1] Teoría de los Dos Demonios: A partir del gobierno de Raúl Alfonsín -Argentina 1983-1989-, se denomina «Teoría de los Dos Demonios» a aquella concepción que interpreta que, durante los años setenta, la hermana República estuvo envuelta en un clima de violencia política provocado por dos extremos ideológicos, por «dos demonios»: la extrema derecha, a través del Estado terrorista, y la extrema izquierda, a través de la violencia revolucionaria. Esta interpretación se instaló como relato y explicación dominante de la época y logró un amplio consenso en la opinión pública a partir de su incorporación en el prólogo del libro Nunca Más de la CONADEP, editado en 1984. Cual si fuera un espejo, el mismo relato se trasladó posteriormente a Uruguay. Al decir de De Giorgi (2014): “Es un lugar común su asociación con Sanguinetti, como recurso del que hecha mano para justificar la Ley de Caducidad”. Sin embargo, De Giorgi puntualiza, que el historiador Carlos Demasi (2003) “....propone, como fecha de emplazamiento social de su origen, el discurso militar de 1976 con posterioridad a la destitución de Bordaberry”. Para más detalles ver: De Giorgi, Álvaro 2014 “Sanguinetti” La otra historia del pasado reciente. Editorial Fin de Siglo. Montevideo.

[2] Para comprender la adaptación de dicha “teoría” a la peripecia uruguaya ver: Mazzeo, Mario 2021 “1984. El Origen de la Izquierda Actual”. Editorial Fin de Siglo. Montevideo. pp. 268-274.

[3] Entrevista con el autor.

[4] Dr. Julián González Guyer. Entrevista con el autor para Marcha Forzada (2017)

[5] Para más detalles ver: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1960/esp/f260760e.html Fecha de consulta:
21/11/2021.

[6] Entrevista con el autor.

[7] Germán W. Rama: Es un sociólogo y profesor de historia uruguayo. Autor de numerosos libros, entre los cuales se destaca: “La Democracia en Uruguay”, en el que acuñó el concepto de “sociedad hiperintegrada”.

[8] Para mas detalles ver: Baumtgartner, José Luis 2011 “Escuadrón de la Muerte”. Editorial Fin de Siglo. Montevideo. Véase también: Bucheli, Gabriel 2019 “O se Está con la Patria o se Está Contra Ella. Historia de la
Juventud Uruguaya de Pie. Editorial Fin de Siglo. Montevideo.

[9] Omisión, que fue complementada con una displicencia mayúscula de la voluntad de la Asamblea General por parte del presidente Pacheco, en las escasísimas oportunidades en que la Asamblea se pronunció en contra del Ejecutivo. A modo de ejemplo: El día 6 de agosto de 1969, la Asamblea General dejó sin efecto el decreto del Poder Ejecutivo que establecía la militarización de los funcionarios bancarios. Al día siguiente , 7 de agosto, el Poder Ejecutivo  Medidas Prontas de Seguridad. Al día siguiente, 15 de julio, el Poder Ejecutivo las reimplantó.
10 Al decir de Broquetas (2024) “...la diplomacia estadounidense que, con su mirada de mediano plazo, calificó al
Frente Amplio como un “enemigo” peligroso capaz de lograr el triunfo electoral en las elecciones a realizarse en
1976”.

[11] Para más detalles ver: Aldrighi, Clara 2007 “El Caso Mitrione” La intervención de Estados Unidos en Uruguay
(1965-1973) Tomo I. Editorial Trilce. Montevideo. Anexo.

[12] Eric Hobsbawm, coincide a este respecto. Al decir del historiador británico: “Aunque en Uruguay los militares
utilizaron la existencia de un movimiento inteligente y eficaz de “guerrilla urbana” como pretexto (...) fue
probablemente el surgimiento de un frente popular de “izquierda amplia”, en competencia con el sistema
bipartidista tradicional, lo que explica que tomaran el poder”. Hobsbawm (1995) 2021. Pag. 441.

[13]  Si bien intentamos contemplar la mayor cantidad de elementos posibles, y de presentar una visión ecléctica de tan complejos acontecimientos, la propia complejidad y diversidad de los mismos, no nos exime de la posibilidad, de no haberlos agotado -ni siquiera parcialmente- para el presente trabajo.

(*)  Alejandro Pasquariello:  Politólogo, investigador y escritor uruguayo. Participante del Observatorio Sudamericano de Defensa y Fuerzas Armadas (2017-2019). Es autor de:   "Marcha Forzada  Poder Civil/Poder Militar".  2017. (Mención en el Premio Nacional de Letras 2019). "La Restauración Compleja Primeros Pasos y Tropiezos de la Democracia". 2020. Es coautor, con Eduardo Cuitiño de:  "Humberto Pittamiglio, el Político de la Calle Ejido" (inédito).

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