¿Qué está sonando?

 ¿Te haz puesto a pensar cuáles son los sonidos que escuchas cotidianamente?

 Déjame responder por tí, seguramente NO. Pero es una pregunta interesante a la que vale la pena prestarle atención, más aún cuando relacionamos la cantidad y calidad de sonidos que nos rodean con nuestra salud auditiva.

 Escuchar, y escuchar bien, es una cuestión que nos ocupa cuando aparecen la afecciones auditivas, en nosotros o en otros. Darnos cuenta que no escuchamos o que quien nos habla "grita"; sentir algún tipo de dolor en nuestros oídos por más insignificante que sea, encienden las alarmas y dirige nuestra atención hacia el tema que nos ocupa. 

 El compositor, director de orquesta y educador musical canadiense Keith Warren Bissell (12 de febrero de 1912 en Meaford, Ontario - 9 de mayo de 1992 en Newmarket, Ontario) relaciona el desarrollo de la sensibilidad en la escucha con la sensibilidad espiritual, y resalta la preocupación de quienes trabajan con los sonidos respecto a formar "jóvenes" sensibles. 

 R. Murray Schafer (Sarnia, 18 de julio de 1933 - 14 de agosto de 2021) compositor, escritor, educador, pedagogo musical y ambientalista canadiense; quien será nuestro guía de lujo en esta aventura, utiliza el término "ABRIR OÍDOS" para presentar su objetivo en la serie de talleres que plasmó en uno de sus libros (Limpieza de Oídos, 1967). 

 Si nos detuvieramos un minuto a escuchar con atención los sonidos que nos rodean, ¿realmente lograríamos escuchar todos? La experiencia me dice que no. Pero a no desanimarse que de eso se trata, comenzar a transitar un camino de sensibilización auditiva lleva su tiempo, y es un proceso que promete notables resultados.  

 Escuchar sonidos que antes no habíamos percibido pero que siempre estuvieron ahí es una experiencia reveladora, tan así que nos ayuda a trabajar nuestro foco de atención y a desarrollar la concentración en todos los sentidos. Escuchar, escuchar y escuchar; "como locos" o como me gusta decir, como niños que descubren un nuevo mundo. 

 Según Schafer: "Antes del aprendizaje auditivo debe reconocerse que es necesaria una limpieza auditiva. Antes de enseñarle a un cirujano a realizar delicadas operaciones pretendemos que adquiera el hábito de lavarse las manos. Los oídos también realizan operaciones delicadas..."

 Es sumamente interesante la comparación que Murray Shafer realiza entre el oído y otros órganos sensoriales, el ojo por ejemplo; éste lo podemos enfocar, orientar y cerrar a voluntad; mientras que el oído capta todo lo que está al alcance en su rango. Y es allí donde radica la importancia del sistema cerebral que enfoca la audición hacia los sonidos que queramos filtrar, diferenciando en sonidos deseados y los no deseados. 

 " El ojo apunta hacia afuera; el oído se dirige hacia adentro". Si reflexionamos en este apunte que nos deja el autor canadiense, nos daremos cuenta la importancia que tiene el qué escuchamos, cómo y cuánto lo hacemos. 

 Escuchar, escuchar y escuchar = descubrir, discriminar, filtrar = mayor sensibilidad auditiva = mayor sensibilidad.

 Marcelo Souza.

 Prof. Educación Musical.