BERNABÉ RIVERA: Una Biografía no autorizada, Parte 8: El monumento funerario de Bernabé Rivera en el Cementerio Central - Epílogo

¿Quién fue el Coronel Bernabé Rivera? La Historia le reconoce una controvertida fama, a raíz de que fue uno de los responsables de la llamada “Matanza de Salsipuedes”, en que se intentó por el Gobierno del Brigadier General Fructuoso Rivera una suerte de “Endlösung” (“solución final”) para con los indios charrúas, y por el celo de diligencia, por no decir obsesión, con que Bernabé los persiguió para dispersarlos y liquidarlos si se daba el caso. Sin embargo, Bernabé Rivera también fue un destacado militar, un héroe de la Independencia del Uruguay, y una personalidad tenida en muy alta consideración por las gentes de su época. Continuamos con la Parte 8 de esa serie; El monumento funerario de Bernabé Rivera en el Cementerio Central.

Historia04 de junio de 2023 Edgardo Ettlin
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En ocasión de una de nuestras excursiones de investigación histórica en nuestros tiempos libres, procurando datos por los registros del Cementerio Central de Montevideo, nos detuvimos ante el monumento funerario (en adelante también le llamaremos indistinta e impropiamente “tumba”) que contiene los restos mortales del Coronel Bernabé Rivera.

Si ubicados en el pórtico del Cementerio Central nos dirigimos tomando hacia la derecha, por un sendero en diagonal, caminando unos 36 (treinta y seis) metros es sencillo de encontrar.

La construcción, hecha de mármol, consiste en un sarcófago de base cuadrangular que se remata con la estatua de un ángel. El sarcófago se habría construido hacia 1835  supuestamente por Louis Dunand; pero el ángel es posterior, de 1862, y habría sido realizado por Giuseppe Livi (104). 

Dimos varias vueltas alrededor del monumento funerario de Bernabé Rivera, porque nos había llamado la atención su ubicación. Con ayuda de una brújula comprobamos que se encuentra orientado casi correctamente hacia los cuatro puntos cardinales, con una diferencia de unos -30º (menos treinta grados). 

El sarcófago (de unos 0,70 metros de ancho por 1,53 metros de largo por 0,70 metros de altura -aunque debe tenerse en cuenta que el sistema métrico decimal recién se impuso en el Uruguay en el año 1862 (105), así que suponemos que quizá debió haberse construido conforme a otras medidas españolas, como palmos o cuartas, pulgadas, codos, pies o varas-), posee en cada uno de sus lados inscripciones o leyendas, cuyo autor desconocemos. Acosta y Lara nos cuenta que según Plácido Abad, aquéllas habrían sido de la autoría de Juan Benito Blanco o de Manuel Herrera y Obes (106). Quedará la incógnita.

Escritas en letras predominantemente mayúsculas, estas inscripciones poseen un tono iracundo, desafiante (un amigo decía que escribir en mayúsculas es como gritar por escrito). Parecería que las leyendas de cada lado fueran independientes entre sí, y que no obedecieran a una redacción o secuencia que las unificara. Sin embargo, leídas en sentido horario comenzando por el Este (Este-Sur-Oeste-Norte), ya podría vislumbrarse que obedecerían a un texto único. 

Observamos, no obstante, que leídas las inscripciones remedando la forma de persignarse en el cristianismo occidental (hacia arriba, hacia abajo, hacia izquierda y luego hacia derecha) y comenzando desde el Este (Este, Oeste, Sur, Norte), el texto único que se revela queda más coherente y ordenado.

De este modo propuesto, la primera inscripción invoca al Sol (que sale por el Este); la segunda se dirige al Pueblo Oriental; la tercera al Extranjero (a quien se le informa sobre quién se encuentra depositado en la tumba en sus restos mortales -se supone que los Orientales ya lo conocen, por lo que a ellos el difunto les es aludido sólo por su nombre de pila y sus cualidades de conciudadano-), y la cuarta alude a los indios (está orientado ese texto hacia el Norte, en cuyas lejanías del Uruguay murió el Coronel Rivera, como queriendo ser exclamado y que fuera oído por ellos).

Este sería, pues, el orden que sugerimos para leer las leyendas del monumento funerario de Bernabé Rivera, que transcribimos tal cual se esculpieron y respetando la ortografía de la época:

(Este)
ALZATE OH SOL DE ORIENTE! 
ESPARCE TU LUZ VIVIFICANTE SOBRE LA TUMBA DEL HEROE, ALUMBRALA y MUESTRA AL MUNDO SUS HUESOS DESCANSANDO SOBRE EL LAUREL de las BATALLAS.

(Oeste)
ACERCATE, ¡OH PUEBLO ORIENTAL! CON RESPETUOSA PLANTA AL LUGAR de LOS SEPULCROS, EN EL REPOSAN LOS RESTOS DE BERNABÉ.
LLEGA, y SIN ATREVERTE A PISAR LA TIERRA QUE OCUPAN, DERRAMA SINCERAS LABRIMAS EN HOLOCAUSTO, AL MILITAR VALIENTE, AL VIRTUOSO CIUDADANO, FIEL ESPOSO, TIERNO PADRE Y LEGAL AMIGO.

(Sur)
¡SI EL ACASO ESTRANGERO! TE ARROJA Á NUESTRAS PLAYAS CONTEMPLA EN ESTA TUMBA, LAS CENIZAS DEL CORONEL D. BERNABÉ RIVERA. QUIEN EMPUÑANDO EN DEFENSA DE SU PATRIA LAS ARMAS DESDE LA EDAD DE 10 AÑOS, MOSTRÓ SU DENUEDO EN CIEN COMBATES HASTA QUE EN EL DE YACARÉ CURUREI (107) EL 15 DE JUNIO DE 1832, MURIÓ Á MANOS DE LOS SALVAGES Á LOS 35 AÑOS DE EDAD. EL GOBIERNO DIGNO REMUNERADOR DE SUS SERVICIOS LE DEDICA ESTE MONUMENTO.

(Norte)
YNDIGENA SALVAGE! INDOMITO HABITANTE DE LOS DECIERTOS! HE AQUI TU VICTIMA! ERIZADO TU CABELLO Y CUBIERTOS TUS MIEMBROS DE UN SUDOR FRIO, VEN, Y TEMBLANDO, LANCESE DE TU PECHO EL FUNEBRE ALARIDO DEL DOLOR CON MAS FUERZA QUE ALLA AL INMOLARLA, LANZASTE EL HORRIBLE GRITO DE LA CARNICERÍA.

Los sepulcros guardan los misterios de los Hombres. La Historia (o mejor dicho, las Historias) intenta develarlos. En ocasión de encontrarnos ante el monumento funerario del Coronel Bernabé Rivera, una inquietud nos impelió a internamos simbólicamente en aquél con el propósito de intentar encontrar la historia del ser humano cuya Alma y cuyos secretos custodia.

Sin rumbo ni método, sin querer saber de por qués, nos dejamos llevar a través de una trama de hallazgos que se nos fueron presentando. Estamos compartiendo en estas crónicas una aventura personal hacia el descubrimiento de un individuo, entre los blancos y negros de su vida y de su trágico destino. 

IX. Epílogo

No es cierto que los charrúas “se extinguieron” con las campañas del Brigadier General Fructuoso Rivera y las acciones militares de su sobrino el Coronel Bernabé Rivera, si bien puede concederse que luego de éstas, aquéllos se fueron desorganizando y desapareciendo como grupo humano.
 
Los charrúas colaboraron con Juan Antonio Lavalleja en sus intentonas revolucionarias contra Fructuoso Rivera, y también fueron aliados de Manuel Oribe, quien les brindó su protección, en su Presidencia y durante la Guerra Grande. Algunos de ellos se refugiaron en Río Grande del Sur y en la Provincia de Entre Ríos, aunque allí no tuvieron mejor suerte que en el Uruguay.

El cacique Sepé o Sepe vivió por “La Quebrada y Sierras de Gauna, 9ª Sección del Depto. de Tacuarembó. La tribu que reunía una veintena de individuos, levantaba sus toldos de piel de yegua en la falda del Cerro de los Charrúas, distante cinco kilómetros del Paso Batoví” ( ).

Sobrevivió a su propia tribu (quienes murieron por viruela hacia 1854 o 1862 -difieren los años según las fuentes-) y se fue quedando solo, falleciendo por setiembre de 1864 o de 1866 (según distintas versiones) tras haber ingerido en la pulpería de Pedro Alfonso o Alfonso Pedro Dutilh y Oliver Christy, en campos de José Paz Nadal, un vaso de caña (según algunos cuentan, la bebida estaba mezclada con un químico utilizado para curtir cueros que le habían puesto dos parroquianos, supuestamente para hacerle una broma).

Los varones charrúas sufrieron durante el resto del siglo XIX las levas que los ejércitos solían hacer en el medio rural durante las guerras civiles. Algunos de quienes fueron llevados a Montevideo, las mujeres allí y en el resto del país, se fueron casando o uniendo con personas no charrúas. Las enfermedades hicieron lo suyo. “El resto de los Charrúas ha ido sucesivamente pereciendo en contiendas civiles que vinieron después- Las mujeres y sus hijos pequeños, repartidos en todo el País y colocados bajo una especie de patronato, también han desaparecido en gran parte; y no pasaran muchos años que el idioma Charrúa no tenga en el Mundo un solo individuo humano que lo hable.” (109)

La descendencia charrúa que quedó se fue incorporando paulatinamente a la “civilización” y se fue mestizando; el mestizaje fue el principal exterminador de los charrúas. 

Un “dato duro” es que ni los guaraníes ni los minuanes sufrieron en el Uruguay la persecución del Gobierno oriental, pero la civilización y el mestizaje también hicieron con ellos su trabajo en estas tierras.

La toponimia de nuestro país, especialmente desde el Río Negro hacia el Norte, es abundante en nombres guaraníes, no charrúas ni minuanes. Durante mucho tiempo el Uruguay vendió una imagen ante el exterior e inclusive dentro de fronteras, de que “no tenemos [el problema de los] indios”. No obstante, si recorremos nuestro territorio, e inclusive nuestra Capital, percibiremos que ellos todavía se encuentran presentes en los rostros de muchos de nuestros habitantes.

Edgardo Ettlin

Bello Horizonte, 3 de abril de 2023

REFERENCIAS DEL CAPITULO 8: El monumento funerario de Bernabé Rivera en el Cementerio Central.

[101]  ANTÚNEZ DE OLIVEIRA Óscar, “Biografía del Coronel Bernabé Rivera” Parte II, en “El Soldado” Noviembre-Diciembre 1983, Año 9 No. 93, p. 27.

[102]  “El Estandarte Nacional. Diario de la Tarde político, literario y mercantil” N.º 236, Montevideo, Lunes 2 de Noviembre de 1835. “El Nacional. Diario político, literario y comercial”, Año 1.º, Montevideo, 2 de Noviembre de 1835, Núm. 174. “El Nacional. Diario político, literario y comercial”, Año 1.º, Montevideo, 3 de Noviembre de 1835, Núm. 175.

[103]  Documento existente en el Archivo de la Curia Eclesiástica de Montevideo. Transcrito también en ACOSTA Y LARA, “La guerra…” cit., p. 146, y en ANTÚNEZ DE OLIVEIRA, “Biografía…” cit., p. 27.

[104]  En “https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Montevideo_cementerio_central_rivera.jpg” (consultado el 3.2.2023). Respecto al año del sarcófago, preferimos aproximar su construcción a 1835 y no a 1832 como la citada información “online”.

[105]  ETTLIN Edgardo, “Qué solos se quedan los muertos. Crónicas sobre Juan Idiarte Borda. 13º Presidente Constitucional de la República Oriental del Uruguay, y sobre su agresor criminal Avelino Arredondo”, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo, pp. 185-186.

[106]  ACOSTA Y LARA, “La guerra…” cit., p. 147, en Nota.

[107]   Yacaré Cururú.

[108]  ACOSTA Y LARA Eduardo, “Un linaje charrúa en Tacuarembó (a 150 años de Salsipuedes)”, Apartado de la Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias (serie Ciencias Antropológicas; Vol. 1 No. 2), Montevideo, 1981, p. 17.

[109]  “El Defensor de la Independencia Americana” No. 31 cit., p. 6.

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Parte 7: Homenajes fúnebres al Coronel Bernabé Rivera

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