
José Gervasio Artigas y "LA CONVERSACION CONSIGO MISMO": Capítulo Primero - Parte 2 de 3, Marques de Caracciolo 1753
"La conversación consigo mismo"; Diaria lectura de nuestro prócer José Gervasio Artigas (1764-1850), en su exilio en la quinta de Ybyray, en Asunción del Paraguay (1820 -1850). Un canto al alma, escrito por el Marques Caracciolo y publicada en 1753, con ilustraciones agregadas en esta presentación web, que recrean el espíritu del texto de Caracciolo, y entendemos que el pensamiento y sentir de Artigas.
Religión y Filosofía25 de agosto de 2023

LA CONVERSACION CONSIGO MISMO: CAPITULO PRIMERO - Parte 2 de 3
Si tuviéremos gran cuidado de conversar interiormente aprenderemos a cuanto se extienden nuestras obligaciones, y hallaremos por fin el medio de fijar una felicidad que nunca han podido ni podrán determinar nuestros caprichos, ni nuestra disipación.
Yo no comprendo con que especie de hechizo algunas personas, por lo común las mas terrestres, nos obligan a preferir su sociedad a la de nosotros mismos.
[ Cuando Caracciolo en el año 1750 dice "terrestres", entendemos lo que hoy año 2023 seria "materialistas"; personas afanadas en saciar su ansia de placeres materiales; sexo, alimentación, vivienda, lujos, diversión, y pasiones, al máximo grado del sistema capitalista. ]
¿Será acaso porque es preciso de cuando en cuando entregarnos a la soledad, y tememos su arribó?
¿Pero no tenemos dentro de nosotros mismos la mas excelente compañía?
¿No tenemos una imaginación fecunda que nos arrebata mas allá de este mundo material?
¿un entendimiento que se dilata y extiende según se va acercando a lo infinito?
¿una voluntad que se conduce con impetuosidad hacia el soberano bien?
¿y una memoria que nos entretiene con todos los sucesos pasados?
Yo hallo en mí mismo, cuando acierto a entrar dentro, medios admirables de ocuparme dignamente.
El mundo entero se manifiesto a los ojos de mi espíritu: corro inmediatamente todos los reinos, los muertos mismos sepultados mas hace de millares de años, parece que salen de sus moradas tenebrosas, y vienen como en tropa a sentarse a mi lado.
Yo veo a Aristóteles y Platón, a Alejandro y Cesar, y de sus hechos que me acuerdo haber leído, paso hasta sus retratos que me los represento como animados.
Me faltaría vida si quisiera describir la multitud de objetos que saben producir repentinamente mi memoria y mi imaginación. No hay hermosura en el universo que no sea inferior a nuestras ideas.
Siempre son las maravillas de algún país mayores que las que nos figuramos antes de verlas.
Juzguemos ahora de los tesoros que poseemos dentro de nosotros mismos.
Es superior sin duda alguna, la conversación con nosotros mismos, a cualquiera otra conversación, y su preeminencia determinó a tantos hombres venerables a desterrarse de la común sociedad y a no conocer otra que la que formaban en su interior.
Catón hacia gloria suya el repetir muchas veces que nunca estaba mas acompañado que cuando estaba solo.
Diógenes encerrado en su cuba o tinaja creía hallar en sí mismo recursos que no se encuentran comúnmente en otras partes. Un célebre filósofo confesaba ingenuamente, que siempre que había estado entre hombres había vuelto sobre sí menos hombres.
Mortales mucho mas superiores que estos se abrieron sociedades en medio de las rocas, no teniendo otro libro que el firmamento, ni otro reloj que el curso del Sol, y pensaron que su alma podía suplir cualquiera otra sociedad.
Efectivamente, ¿Qué se halla por lo común en el comercio del mundo?
Hombres que al parecer se citan todos los días sin otro fin que para apocar su espíritu o deshonrarle. No le aplican sino a vanidades o errores: esta es toda su conversación.
Lo veréis correr de aquí para allí: amontonar todas las pasiones, y producir por último después de innumerables fatigas y cuidados aquello que llamamos un baile, una comedia o una tertulia.
¡Estupendo esfuerzo y heroísmo del espíritu humano!
¿Se hallarán por ventura semejantes bagatelas dentro de nosotros mismos?
¿Y el alma entregada a sus propias reflexiones no protesta a con razón contra diversiones tan pueriles?
Si alguna vez disculpa a los que se entregan a ellas, no por eso deja de lastimarse seriamente de los hombres que se emplean en su estudio.
¡Cuan en vano las que el mundo llama novedades, van a zumbar al oído del hombre que sabe conversar consigo mismo!
Aunque haya aprendido a considerarse como ciudadano del universo, y como amigo del género humano, no cree haya novedades mas importantes que el descubrimiento de alguna verdad, o la reforma de algún error: deja a sus vecinos el cuidado de hablar y discurrir de mil acaecimientos triviales que suceden cada día, reservando para si la ventaja y gloria de meditar sobre los puntos fijos de la eternidad y del infinito.
De este modo forma el alma una conversación mucho mas sublime y mucho mas provechosa. El sabio naturalmente se deja llevar por un noble vuelo a gozar de estas riquezas; todo los demas frívola diversión del vulgo.
¡Dichoso aquel que sabe hacer su propio corazón una lámina, y pintar dentro de sí mismo verdaderas virtudes, en vez de tener en cuadros y paredes pintadas varias imágenes!
Nosotros no meditamos suficientemente sobre asuntos tan importantes, y si lo hacemos alguna vez es como por sorpresa. Muchas veces, por ejemplo, vamos a buscar lejos de nosotros un consejo o dictamen que nos determine sobre algún caso, teniéndole dentro de nosotros.
Basta mandar que callen nuestras pasiones y nuestros antojos, y al instante oiremos proferir al alma lo mas justo y equitativo.
Este oráculo interior nos hablará puede ser, mucho mejor que el sabio que no da sino respuestas de vanidad.
CONTINUA EN LA Parte 3
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"LA CONVERSACION CONSIGO MISMO" por el Marques Caracciolo
Traducida del francés al castellano por Don Francisco Mariano Nifo, MADRID, AÑO DE 1817
DESCARGA DEL LIBRO: https://archive.org/download/la-conversacion-consigo-mismo-marques-de-caracciolo/46641_LaConversacionConsigoMismox_compressed.pdf
José Gervasio Artigas poseyó esta edición española publicada en Madrid en 1817, en su 11ª impresión, realizada en la imprenta de Francisco de la Parte.
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“El Marqués Caracciolo” (1719-1803)
Louis-Antoine Caraccioli, nacido el 6 de noviembre de 1719 en Le Mans y fallecido el 29 de mayo de 1803 (a los 83 años) en París, fue un escritor polígrafo francés, autor de obras literarias, históricas, políticas, teológicas, etc.
Descendiente de una rama más joven de la casa napolitana del mismo nombre, ingresó en 1739 en los oratorianos, que abandonó poco después, pasó un tiempo en Polonia, donde educó al príncipe Rzewuski, luego regresó a París, donde se dedicó por completo a las letras. y vivía del producto de su pluma. Arruinado por la Revolución Francesa, recibió de la Convención, en 1795, una pensión de 2.000 libras.
La mayoría de traducciones de Caraccioli al castellano fueron realizadas por Francisco Mariano Nifo, y fueron publicadas en una serie de 20 tomos. Algunos títulos fueron (fecha de la edición en castellano).
La conversación consigo mismo, 1773
El goce de sí mismo, 1773
La grandeza del alma, 1773
El universo enigmático, 1773
El verdadero mentor, ó el educador de la nobleza (Vraie manière d'élever les princes), 1773
La pintura de la muerte, 1773
El lenguaje de la religión (Langage de la religion), 1774
El lenguaje de la razón (Langage de la raison), 1774
El Christiano del tiempo confundido por los primeros christianos (Le Chrétien du temps), 1774
La religión del hombre de bien (Religion de l'honnête homme), 1774
De la alegría (De la gaieté), 1774
(https://fr.wikipedia.org/wiki/Louis_Antoine_Caraccioli)
FUENTE: EL LIBRO QUE JOSÉ GERVASIO ARTIGAS RELEÍA TODOS LOS DÍAS EN IBIRAY, por Pedro Gaudiano, http://elmontevideanolaboratoriodeartes.blogspot.com/2016/09/la-conversacion-consigo-mismo-del.html
Pedro Gaudiano
Es Doctor en Teología por la Universidad de Navarra (España) y Profesor Agregado de Antropología, Fenomenología de la Religión y Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Católica del Uruguay.
Gaudiano en su libro "LOS VALORES DE JOSE ARTIGAS", en el anexo nº 4, presenta un informe de Juan Andrés Achard, peritó calígrafo, del manuscrito firmado por Artigas el 14 de mayo de 1850; una dedicatoria en el mismo libro `La conversación consigo mismo´.
FUENTE: RettaLibros, http://www.rettalibros.com/shop/catalogs/show_material_details/47418


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