
Entre Amigos y Mar” por Francisco “Pancho” Baez
Columnistas18 de diciembre de 2023 Francisco “Pancho” Baez
"Es sábado por la mañana, recién despierto en mi habitación que por suerte esta fresca, a medida que mis sentidos se van encendiendo voy sintiendo junto a ellos los síntomas de una resaka a la que ya estoy acostumbrado y los años me hicieron saber como lidiar con ella.
Me suele suceder que esos días me despierto temprano y no puedo volver a dormir, a pesar de que gustaría seguir descansando algunas horas más, siempre tuve la idea que eso sucedía por los potentes efectos de consumir alcohol que hacen desmayarte en la cama entrando en un sueño profundo que nunca recordaras.
Miro el teléfono y tengo un mensaje de mi amigo Joaquín preguntándome a que hora vamos a ir hacer snorkel, cierro los ojos y hago un esfuerzo logrando recordar que la noche anterior en esas charlas de borrachos en la que te das la mano y te comprometes fiel mente pactamos ir al folia, el barco hundido que hay frente a una de las playas a las afueras de Puerto Madryn, Joaquín como es un hombre de palabra el sí lo recordaba y programamos el plan.
Llamo al mítico lugar de empanadas de la cuidad “Halloween 2” una local pequeño, pero bien ubicado sobre la avenida principal que esta ya hace varios años y la gente que es de ahí sabe que cada vez que pidas es una idea muy certera que nunca fallara.
Decido emprender la aventura, me cepillo los dientes y decido no bañarme quiero que el primer contacto que tenga mi piel con agua sea con agua de mar, sé que de esa forma alivianare esos síntomas molestos que deja una noche de viernes entre amigos y algunos tragos, que te hacen ver la vida de una forma mas amigable pero que te deja de regalo una mañana en la que la realidad golpea un poco mas duro.
Agarro el equipo de buceo agregándole una luneta y snorkel más por si alguien necesita, paso a retirar las empanadas y me dirijo a la playa.
Ya en la playa nos reunimos todos Joaquín, Thierry y Ramiro el dj la cuidad rodeados de un ambiente de la gente que no le gusta ir a la playa céntrica y decide alejarse un poco para ir a alguna mas alejada la cual no es de arena sino de piedra canto rodado donde no hay señal, ni paradores y se puede ir con motor home, carpa, parrilla, mascotas y todo lo que necesites para disfrutar del lugar el mayor tiempo que puedas. Empezamos a recordar un poco la noche anterior intentando atar cabos con imágenes que se nos viene a la mente entre confusión y risas. Al final todos habíamos tomados rumbos distintos algunos acostándose más temprano y otros mas tarde.
Luego de almorzar, dividimos los elementos de buceo con la idea que todos podamos ir al barco, ninguno tenía un equipo completo a todos nos faltaba algo ya sea la luneta, las aletas o el traje de neoprene, pero sabíamos que lo importante era que podamos ir y hacer eso que tanto nos gusta, ir a ver ese mundo acuático que esta tan oculto y tan lleno de vida que pocas veces lo vemos, desde mi punto de vista es algo que me atrae mucho y me da mucha curiosidad, estar sumergido en las profundidades del mar rodeado de algunos peces, crustáceos y algas, me hace sentir que estoy en otro planeta, en un planeta mucho mas simple y hermoso donde las cosas importantes son mas sencillas y fácil de llevar, solo hay que fluir.
Nos dirigimos al Barco hundido al cual debemos ir nadando desde la costa. El primer contacto con el agua es increíble, nos tiramos todos sin dudarlos y sumergiéndonos por completo, el agua es fría y salada, siento que puede curar toda herida de tu ser desde tu pie hasta lo más profundo de tu alma. Empezamos a nadar cada uno concentrado en mantener una buena técnica y respiración para llegar lo mejor posible hasta ese mágico lugar-
Ya en el navío, el cual había quedado acostado sobre el fondo dejando la mitad descubierta y la otra mitad totalmente sumergida en las profundidades empezamos a contemplar el fondo marino impresionados por esos colores, tan llenos de vida iluminados por la luz solar la cual atraviesa el agua dándole tonalidades únicas y tan admirables que te atrapan de tal forma que te gustaría quedarte ahí por mucho tiempo más, pero solo puedes admirarlo lo que dure tu respiración.
Pasamos varias horas ahí en las que perdimos la noción del tiempo y sin darnos cuenta había atardecido, el sol acariciando el horizonte iluminaba el cielo jugando entre el naranja y rojo generaba matices cálidos en las nubes. Me gusta pensar que tal belleza es producto de que el día y la noche se distancian durante horas para reencontrarse en ese instante y crear fuego en el cielo.
Decidimos emprender la vuelta hacia la orilla dejando a nuestra espalda ese bello atardecer. llegamos a la costa ya cansados, nos acostamos en las piedras que todavía se mantenían cálidas por los rayos de sol, miramos el cielo y sin decir una palabra disfrutamos de las sensaciones que recorrían en nuestros cuerpos.
Ya al oscurecer decidimos partir hacia nuestros hogares, algo en nosotros había cambiado, todos nos habíamos levantando fatigados por la noche anterior, pero decidimos romper con eso alimentando nuestro espíritu con esos placeres que tienen solo algunos jóvenes privilegiados de vivir en cuidades costeras.
Todavía es sábado nos queda otra noche más de confusión y risas, y otro domingo entre amigos y mar que te hace ver la vida con mas claridad."
Autor: Francisco “Pancho” Baez




¡ Algún día te darás cuentas que no fuimos como el resto !








