DIALOGO ENTRE UN TEOLOGO Y UN MENDIGO; Parte 1; Argumento, primera y segunda respuesta

Un teólogo muy insigne, no asegurándose de su saber para servir a Dios, deseaba con humilde corazón hallar algún siervo de Dios, ejercitado en píos y divinos ejercicios, que le enseñase el camino de la verdad, y después de haber pedido a Dios esto por ocho años continuos, oyó una voz que le dijo; Sal fuera, a las gradas del Templo, y allí hallarás un hombre que te enseñara el camino de la verdad. En esta Parte 1, presentamos la PRIMERA Y SEGUNDA RESPUESTA.

Religión y Filosofía13 de abril de 2023 P.Maestro Fr. Juan Taulero
Jesus de los Excluidos

ARGUMENTO

Salió el teólogo y halló un hombre mendigo, cuyas ropas, de viejas y agujereadas no valían tres maravedís. Los pies traía sin zapatos y estaba lleno de lodo; era, en fin, tal el aspecto de este mendigo que mostraba haber menester socorro corporal, y dio tan espiritual remedio y tan excelente y admirable doctrina, cuanto este teólogo había deseado, mereció con sus oraciones, llenas de buenos y humildes deseos, como en el Diálogo se verá.

Los que hablan en él son un teólogo y un mendigo.

Saliendo, pues, el teólogo y viendo al mendigo, saludóle, diciéndole:

TEOLOGO:  Buenos días te dé Dios, hermano mío, y buen principio de día.

MENDIGO:  Yo te agradezco, !oh mi hermano!, la salutación con que me saludas; pero hágote saber que no me acuerdo haber tenido jamás un día malo, ni adverso, ni principio de día que no fuese bueno.

TEOLOGO:  Sea como dices tú, hermano, y con los días buenos que siempre tienes. Dios te haga bien afortunado y te dé buena dicha.

MENDIGO:  Buenas cosas me deseas hermano. Sea por amor de Dios; pero entiende una verdad, y es que nunca fui mal afortunado ni padecí desdichas.

TEOLOGO:  Plegue a Dios, hermano mío, que con las otras buenas dichas que tienes, seas también afortunado. Yo confieso la verdad, que mi entendimiento no alcanza bien lo que tus palabras significan.

MENDIGO:  Pues hágote saber, porque te maravilles, que nunca carecí ni carezco de bienaventuranza.

TEOLOGO:  Así Dios te salve, hermano mío; te ruego me hables claro; porque tu lenguaje es para mí muy obscuro.

MENDIGO:  Pláceme cierto, y de buena gana lo haré. ¿Acuérdate en cuántas maneras me has saludado?

TEOLOGO:  Sí me acuerdo. Tres son, esto es, con buenos días, son buena dicha y con desearte la bienaventuranza.

MENDIGO:  ¿Tienes en memoria mis respuestas?

TEOLOGO:  Si tengo. Hazme respondido que jamás has tenido día malo; que nunca has sido mal afortunado, y que jamás has carecido de bienaventuranza.

Estas son tus respuestas, y éstas he confesado no entender; y así te ruego me las declares.

RESPUESTA PRIMERA

MENDIGO:  Sabe, hermano mío, que aquellos días para nosotros son buenos que empleamos en alabanza a Dios; el cual nos da vida en ellos para esto mismo; y malos son para nosotros cuando en ellos nos apartamos de dar a Dios la gloria que le debemos; sean los acontecimientos que vienen con los que fueren o prósperos o adversos, pues en todos podemos con su gracia y debemos loarle en nuestra voluntad, pues esta ayuda con el favor divino hace que los días sean buenos.

Yo, como ves, mendigo, estoy muy necesitado, y voy peregrinando por el mundo, y no tengo arrimo ni lugar donde me acoger; paso por los caminos trabajos de muchas maneras. Si por no hallar quien me dé limosna padezco hambre, alabo a Dios por ello.

Y si llueve o graniza o ventea, alabo a Dios por ello.  Y si por ir mal arropado padezco frío, alabo a Dios por ello, Al fin, todo lo que se me ofrece adverso me es materia de divinas alabanzas; y de esta manera el día para mí es bueno.

Y cuando los hombres me hacen algunas buenas obras o me hacen disfavores, alabo a dios por ello, y tengo mi voluntad sujeta a su Divina Majestad, dándole por todo alabanzas; porque las adversidades no hacen que el día sea adverso, sino nuestra impaciencia, que nace de no tener nuestra voluntad sujeta ni ejercitada en sus divinas alabanzas en todo tiempo.

TEOLOGO:  Ciertamente, hermano mío, tú tienes grande rezón en lo que dices de los días buenos; ya tengo conocido ahora que aquellos días son buenos, que se pasan alabando a Dios.

RESPUESTA SEGUNDA

MENDIGO:  Dije que nunca fui mal afortunado, ni padecí alguna desdicha, y dije verdad. La razón es ésta; porque todos tenemos buena dicha cuando nos vienen cosas tan prósperas que no hay más que desear ni mejorar. Y como sea verdad que aquello que Dios nos da y ordena que nos acaezca, sea para nosotros lo mejor, sírguese que no sólo yo, sino cualquier otro hombre que tenga los ojos del alma abiertos y considere las cosas como cristiano, se debe tener por dichoso en cualquier cosa que le acaezca o le dé Dios y ordene que los hombres hagan; porque entonces ninguna cosa le puede venir que sea para él mejor.

TEOLOGO:  Dime ahora, hermano: cómo ejercitas esta doctrina tan buena y esta verdad tan cierta y de ella sacas tanto fruto que te haga tan dichoso como dices que lo eres?

MENDIGO:  Yo sé vivir con Dios, como un hijo vive con su padre; considero que Dios es buen padre, que ama a sus hijos. Y como es poderoso y sabio, sabe y puede dar a sus hijos lo que les ha de ser mejor. Y así, siquiera sea lo que me acaezca gustoso al hombre exterior, o al revés, siquiera sea dulce o amargo, siquiera sea honroso o deshonroso, según el siglo; siquiera salutífero o contrario a la salud, esto tengo por mejor, y con ello me tengo por muy proveído y por mejor para el momento; y de esta manera todo lo que me viene tengo por buena dicha y de todo hago gracias a Dios.

TEOLOGO:  La tercera respuesta queda por declarar. Me dijiste que no careces de gloria y bienaventuranza. Esta me parece muy dificultosa de comprender. Persuádeme que así como importa tanto entenderla como las otras dos, así me las dejarás tan declarada como ellas.

MENDIGO:  Con la gracia de Dios así lo haré. Estate bien atento.

   -  .  -  .  -

por el muy iluminado P. Maestro Fr. Juan Taulero de la Orden de Santo Domingo

CONTINUA DIALOGO ENTRE UN TEOLOGO Y UN MENDIGO; tercera respuesta en este enlace;

https://ecosdelhum.com.uy/contenido/989/dialogo-entre-un-teologo-y-un-mendigo-tercera-respuesta

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email