La columna de Melchora Costa Fuellis
Abuelo borrador de cicatrices ajenas,
portador de las tuyas.
Abuelo que abraza tristezas,
guardando las suyas.
Botella de vino en mano,
cambia el valor de la risa.
Distiende el cuerpo, aquel
de trabajo en campo verde.
Dulcifica la angustia,
que a veces reflejan tus ojos.
No se si por ver tu alma,
o por reflejar mi cosmos.
Abuelo de memoria eterna,
no lo olvides, soy tu nena.
No paro de escribirte,
ojalá pudieras leer mis penas.
Autor: Melchora Costa Fuellis