Columnistas Herman Vespa 24 de octubre de 2024

La columna de Herman Vespa

EL GRAN DIA HA LLEGADO

Indudablemente las elecciones a llevarse a cabo el próximo domingo 27, han tenido aspectos particulares que la hacen diferente a otros eventos anteriores similares. No debemos esforzarnos en demasía para sintetizar en un hecho puntual esa particularidad a la que aludíamos. Se trata de que la fórmula del conglomerado izquierdista y fundamentalmente su candidato Orsi, se han negado rotundamente a debatir con los ciudadanos que encabezan la oposición. En una actitud que es realmente histórica, penosamente histórica agregamos, pues no hay antecedentes al respecto de actitud semejante. Es decir la confrontación entre aspirantes presidenciales no sólo ha sido una constante nacional, sino el fiel reflejo del sentimiento democrático que siempre animó a los mismos. En toda época, en toda ocasión. Y que es además inherente al ser nacido en estas tierras. Sin embargo el Frente Amplio ha resuelto impedir a su candidato presidencial, su comparecencia en todo programa de entrevistas, que naturalmente conllevan la necesidad periodística de conocer las ideas del circunstancial asistente a las mismas. Al tiempo de darlas a conocer a la ciudadanía, y ella pueda tener la posibilidad ineludible de saberlas, valorarlas, y en función de tal análisis optar por el candidato, que a no olvidarlo, tendrá en sus manos el próximo quinquenio de gobierno.

Esto que se supone tan elemental, propio además de países como el nuestro, apegado siempre a un sentimiento democrático y libertario. Ejemplo en el orbe entero por otra parte, no parece ser la opinión del izquierdismo vernáculo. Y tanto no lo es, definitivamente no lo es, que ha tomado la resolución más arriba mencionada. En tal caso resulta sumamente llamativa esta ausencia planificada del candidato Orsi a cualquier debate al que se le ha convocado. Ausencia que además deja sensaciones de distinta índole, pero concluyentes todas incluso las más impensadas, en la certeza de un evidente recelo a confrontar. A exponer conductas, a detallar políticas, que fundamentalmente dejan en evidencia la más acabada demostración de la incapacidad manifiesta de argumentaciones más o menos creíbles de parte del mismo. Ante interlocutores además que no sólo poseen la posibilidad cierta de mostrar logros, realizaciones, obras, sino la virtud innegable de hablar con conocimiento de causa, clara y fácilmente entendible. Lógicamente que de esta ausencia del candidato frenteamplista de todo medio periodístico cuando a debatir se le ha convocado, deja en claro algo mucho más grave. Más trascendente y sin duda desconocido en la vida política nacional. Que seguramente la dirigencia opositora no ha sopesado en su exacta dimensión. O es tanto su triunfalismo que no se le ocurrió siquiera considerarlo.

Se trata nada más ni nada menos, que de negarle el derecho a la ciudadanía incluida a aquella que le apoya, su legítimo e intransferible derecho a ser testigo del desenvolvimiento de su candidato frente a rivales políticos con ópticas diferentes. Y una visión de País totalmente opuesta, pero de conocimiento generalizado. Todo ello que debiera ser motivo de confrontación enriquecedora, para que la ciudadanía pueda obtener conclusiones y en base a ellas optar electoralmente, le ha sido deliberadamente omitido. Una resolución en tal sentido de las autoridades del Frente Amplio así no los hacen saber. Consecuentemente el debate al cual los uruguayos estábamos acostumbrados a asistir, no lo podremos hacer en la ocasión presente. El izquierdismo vernáculo lo impidió expresamente. Su esencia antidemocrática en toda su exacta dimensión. Naturalmente mucha gente a actitud de tal envergadura no la tiene en cuenta, no la dimensiona en su exacta gravedad, y por el contrario apoya tal resolución. No es de extrañar, no llama a demasiada sorpresa. La ideología prima sobre valores que debieran estar por encima de ella. Desde estas mismas páginas hemos sostenido una realidad que difícilmente pueda obviarse. Que real y argumentadamente pueda desecharse. El Frente  Amplio es hoy una fuerza cuyas mayorías dirigenciales las ostentan comunistas y tupamaros. Nadie en su sano juicio puede esbozar siquiera la peregrina idea de estar ante partidos democráticos. Siquiera mínimamente democráticos. Que no sólo no lo son sino abjuran de valores que como la Democracia y Libertad son patrimonios indiscutibles, suponemos, de la enorme mayoría del pueblo uruguayo. En consecuencia quienes en la jornada comicial del domingo 27 opten por la oposición izquierdista, deben saber claramente que al depositar su voto por la misma, lo están haciendo a favor de defensores a ultranza de todas las Dictaduras que pululan por el orbe. Amigos incondicionales de Cuba y Venezuela entre otros de su misma especie. Y algo más, quienes elijan la opción antes referida, debieran interrogarse sensatamente si el Uruguay que pretenden es el similar a alguno de los países hermanos, envueltos en tenebrosas y crueles dictaduras. Sembradoras desquiciantes de la más inhumana pobreza. Que la Justicia cumpla su cometido y haga que la Nación  continúe gobernada por quienes, antes que adoradores de Dictadores y Dictaduras izan
banderas inexpugnables. Queridas e históricas de las divisas fundadoras, y de una coalición que generosamente integran uruguayos. Auténticos y genuinos uruguayos.  

Herman Vespa.