Columnistas Herman Vespa 16 de agosto de 2024

La columna de Herman Vespa

El Frente Amplio en su verdadera faz.
Hay hechos en el País absolutamente fuera de contexto, salidos como por arte de 
birlibirloque de afiebradas mentes, que siquiera poseen la responsabilidad mínima de 
pensar en las Nación y consecuentemente en su gente. Es decir, lo que supone la vida de 
todos los ciudadanos, sin excepción alguna. En ese sentido la Reforma de la Seguridad 
Social, se enmarca en ese estado de situación a que referíamos. La misma vigente por la 
aprobación mayoritaria del espectro político, cuya derogación sostiene el inefable pit cnt , 
habrá de ser plebiscitada en los próximos comicios. Dado que la central sindical, 
claramente dominada por el comunismo, liderada además por genuinos representantes 
del mismo como lo es Marcelo Abdala, su presidente nada más ni nada menos, logro las 
firmas necesarias para que tan nefasta propuesta sea puesta a la publica consideración 
en la ineludible cita electoral del próximo mes de octubre. Las enormes consecuencias 
que una futura derogación de la misma pueda tener, de ser aprobada naturalmente, ya 
han sido destacadas con enfasis mayúsculo por los más destacados economistas del 
quehacer nacional. Organismos, instituciones, colectivos e incluso referentes del 
conglomerado izquierdistas, como Mario Bergara sencilla y lapidariamente han expresado 
su certeza de que de derogarse lo ya implementado por el gobierno actual, el País se verá 
inmerso en un camino de auténtica catástrofe. De una gravedad realmente imprevisible e 
insospechada. A despecho de lo conocido, a sabiendas de la significación brutal que la 
intención derogatoria del pit cnt supone, el conglomerado izquierdista se expidió al 
respecto. Su resolución final estuvo acorde a sus “principios “A su elevado “principismo“. 
Y sobre todo a su “inocultable patriotismo“. Ella se limita a dejar en libertad de acción a 
sus votantes. Su postura refleja y torna indefectiblemente, en la más impúdica forma de 
atentar contra el País. Y de contribuir a que corra el riesgo de ingresar en un camino sin 
retroceso. Escenario de auténtico desastre ciertamente.

Al Frente Amplio poco le importa ello, simplemente el afán máximo de ocasionarle conscientemente , irreversible daño al Uruguay. Además de dejar claramente evidenciada una hipocresía realmente de asombro. 
No ha reparado en nada y poseído la sensatez mínima de oponerse a tamaña barbaridad, 
pero seguramente le resulta casi un imposible oponerse a su ineludible compañero de 
ruta. Que no es otro que el comunista pit cnt. Que además y en su carácter de fuerza 
política representativa de una gran parte de la ciudadanía, carece de una actitud acorde a 
la magnitud de la situación a dilucidarse. Lo que muy mal habla de sus intrínsecos valores. 
Y deja al desnudo sus menores y desquiciantes intereses políticos. Su insoslayable ansia 
de poder, disfrazada con posturas que lo único que pueden asegurarle es el apoyo
 electoral de su entorno más radicalizado. Consecuentemente enemigo del País. Todo ello 
se omite, no se tiene en cuenta a través de simples esbozos de justificación, que no hacen 
más que demostrar, una vez más, que el Frente Amplio no tiene ni ofrece las garantías 
morales adecuadas para pretender ser opción de gobierno. Y si algo faltaba a sus 
desmedidas e injustificadas aspiraciones esto de dejar en libertad de acción a sus 
adherentes, es una perla más de un largo collar de inequidades. Además de denunciar su 
carencia de principios, inherentes a toda fuerza política que se precie y que se supone 
sean inviolables siempre. Incluso y a pesar de los avatares de diversa índole que siempre 
están en el horizonte político generalizado. Agreguemos a ello la poca templanza, la falta 
de valentía y la sumisión vergonzosa a lo planteado por el pit cnt, de las autoridades del 
conglomerado izquierdista en la oportunidad traída a colación. Sus minimizantes 
intereses político-partidarios en nada se detuvieron incluso en proyectos a plebiscitarse 
que atentan contra la propia Nación. Nada modifico su insensata postura y queriendo o 
suponiendo quedar bien con Dios y con el diablo resolvieron lo ya antes expuesto. Que 
seguramente quedara en la historia política del País como una de las más grandes ofensas 
hechas al mismo, por actores políticos que ni por asomo estuvieron a la altura que 
ejercicio de tal actividad conlleva.

Por ultimo y si se ignora por desinformación, 
desconocimiento, o mera ideología debemos decir que a título de somero ejemplo 
simplemente, a lo ocurrido en la vecina Argentina. Con reforma similar a la planteada acá, 
que después de quince años de puesta en vigencia ha logrado que las jubilaciones 
mínimas sean de cien dólares. Si como lo lee cien dólares. En tanto la pobreza en los 
adultos mayores alcanza guarismos nueve veces superiores a esa misma franja etaria en 
nuestro País. Que además no existe en el orbe entero país alguno, más o menos racional, 
que haya adoptado medidas como las que nos plantean el pit cnt con la anuencia 
pretendidamente disfrazada del Frente Amplio. Decir también que la insensatez de lo 
proyectado se refleja en lo a su vez resuelto por la propia OIT en tal sentido, claramente en 
las antípodas de lo aquí pergeñado. Uno puede entender aspiraciones políticas y 
fundamentalmente de gobierno a que pueda aspirar el Frente Amplio. Puede en esa 
comprensión lógica emanada precisamente de estar ante actores políticos, admitir que se 
utilicen argumentos de diferente tenor para lograr objetivos. Lo que, si no se puede 
justificar de modo alguno, es el apoyo a intenciones que de concretarse implicarían una 
verdadera debacle nacional. Maxime cuando propias autoridades de esta coalición 
izquierdista han hecho público su visceral rechazo a lo planteado. Poniendo por encima 
de la Patria, de eso se trata precisamente, sus menores intereses político-partidarios, sus 
perimidas izquierdistas ideologías. En la gente, en los circunstanciales votantes en la 
convocatoria ineludible de octubre próximo está el futuro nacional. Como nunca quizás, el 
Uruguay depende de la voluntad soberana del pueblo. Su responsabilidad en tal caso no 
solo es crucial, sino definirá el Uruguay de nuestros hijos, de nuestros nietos. El Uruguay
que merecerá seguir siendo vivido, o el Uruguay que los propios compatriotas hicieron 
inviable. 

Herman Vespa