La columna de Melchora Costa Fuellis
Lamentos de domingo
Los domingos me hacen sentir insignificante.
Chiquita, repleta de heridas que parecen no querer cerrarse jamás.
Sucia, como si todos los conflictos de la semana me fueran llenando de un polvo que llena mi garganta y mi nariz.
Cansada de existir, porque otra cosa no he hecho en los días anteriores.
Rezuma de mis llagas las lágrimas que no podía derramar, las sonrisas que debía formar, las caricias que no puedo permitirme extrañar.
La soledad se abalanza hacia mi cuello y aprieta, hasta que deja de doler.
Y caigo en un vacío, en mi vacío.
Desolador.
Asfixiante.
Hasta que todo se vuelve tranquilo.
Es lunes y la rutina me obliga a volver a empezar.
Te puede interesar
12 DE OCTUBRE DIA DE LA RAZA, día de la razón la consigna, digamos no a los discursos de odio
¿Qué puedo hacer yo? No puedo hacer nada. Si podemos..