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¡Volveremos! ÉXODO, SOLIDARIDAD Y CORAJE. -12: LOS RANCHOS YA FUERON, relatos en las inundaciones de 1959
24 de Abril de 1959, el nivel del embalse de Rincón del Bonete en cota 84,80 metros, comienza a descender, en Paso de los Toros tambien.
Aunque para algunos esta historia permanece en el olvido, Uruguay también tuvo su “fiebre del oro” en
los finales del 1800. Como huella quedó la pequeña represa hidroeléctrica sobre el arroyo Cuñapirú,
Departamento de Rivera, a escasos cinco kilómetros de la Ruta 5 y muy cercana a la ruta que lleva a Minas
de Corrales.
En 1890, la Compañía Francesa de Minas de Oro del Uruguay, solicita al gobierno del General Máximo Tajes, autorización para importar lo necesario para construir una represa hidroeléctrica en el salto del arroyo Cuñapirú. La energía se empleó para movilizar las vagonetas que trasportaban mineral por un aerocarril. Esta usina compite por ser la primera en instalarse en Sud América con una en Brasil (Marmealos-O, Minas Gerais) y otra en Venezuela (El Encantado en el río Guaire).
Cuñapirú era en esa época, un enclave europeo, allí convivían belgas, españoles, austriacos, polacos, suizos y desde luego franceses que conformaban el grupo de directores y técnicos de la minera.
En enero de 1935, cuando el gobierno uruguayo vota una ley que concede a UTE la autorización para asumir la explotación de todas las actividades mineras del país , fueron adquiridas las propiedades que la Sociedad de Minas Uruguayas S.A., poseía en el Departamento de Rivera y conocidas con el nombre de Minas de Cuñapirú y Corrales en la suma de $ 150.000.
UTE puso en funcionamiento todas las instalaciones y maquinarias después de casi treinta años de inactividad. La represa funcionó hasta el año 1959, donde no resistió las inundaciones que ocurrieron en ese funesto año, cuando fue despedazada por la potencia de las aguas.
En la Revista Energía de la UTE de finales de 1934 (a la cual pertenecen las fotografías antiguas que acompañan esta nota), se comenta “Viejos y expertos obreros de la UTE bajo la dirección de Don Francisco Bonilla, eran los encargados de hacer operar el milagro. Edificios reparados, limpios, habitables, sustituyen a los que el abandono entregaba a una natural demolición.
Maquinarias paradas durante veinticinco años, sin conservación o cuidado de ninguna clase, recobraban vida, las turbinas de fuerza hidráulica volvían a generar energía…” aparecen también las palabras de un vecino de Tambores, que reproducen algo del sentir popular que se vivió en la zona por esos años durante la reconstrucción de la minera: “Pienso que no voy a morir, sin que la UTE reproduzca ante mis ojos lo que me era familiar en los años de mi niñez.
Mi padre tenía la estancia junto al Camino Nacional y en ella se detenían frecuentemente las diligencias. En esas
circunstancias nos era dable ver las barras de oro que los mayorales traían desde las minas de Cuñapirú al Banco de Montevideo”.
Aunque, no creo que este vecino haya podido revivir aquellos años de su niñez. En 1937 se autoriza por ley a UTE a crear un consorcio con el Sindicato Anglo Uruguayo de Exploraciones.
Pero las actividades mineras de UTE inician ya su liquidación cinco años después en el año 1942. Una parte de los equipos (molinos), fueron utilizados en la transformación de las calderas de las Centrales de Generación y se vendió, casi todo lo demás, al Gobierno de Brasil.
La zona una vez más volvió al abandono, las otrora grandes construcciones de piedra que albergaban a las autoridades de turno, continuaron un deterioro inexorable, esperando que tal vez alguien recomience una vez más las actividades.
Hay posibilidad de que con la declaración de “Monumento Histórico” por la Comisión de Patrimonio, y como
“actividad compensatoria” coordinada entre las partes interesadas (entre las cuales está UTE y la Intendencia de Rivera), se realicen acciones tendientes a la protección, acondicionamiento, rehabilitación y divulgación del Paraje Cuñapirú.
Quedó además de las ruinas de Cuñapirú, como recuerdo de las actividades mineras de UTE, una
medalla en oro con la imagen del perfil del Dr. Gabriel Terra, realizada por el escultor D’Aniello.
En el anverso de la medalla consta junto al logotipo de UTE la inscripción: “Primer oro extraído de la mina
Presidente Terra, departamento de Lavalleja, XI de MCMXXXVI”.
En esa época se había localizado cercano al paraje Retamoso un yacimiento de mineral aurífero al que se denominó justamente “Presidente Terra”.
Juan José D´Aniello
Escultor nacido en Migues (Canelones) en 1891, fallece en el año 1972. Estudió en Italia, en el Real Instituto de Bellas Artes de Nápoles. Cuando regresó a Montevideo, realizó exposiciones de dibujo. Viajó a Europa estableciéndose en Barcelona y se dedicó solo a la escultura. Figuró en varias exposiciones internacionales. Obtuvo el primer puesto en la Primer Bienal Romana.
Realizó innumerables monumentos y bustos tanto en nuestro país como en el exterior.
Está representado en el Museo Nacional de Artes Visuales, en el Municipal Juan Manuel Blanes, en colecciones públicas y privadas. En UTE además de esta medalla había un mojón, donde se colocó la piedra fundamental de la Central Hidroeléctrica Terra, en mayo de 1937, que tenía la efigie (hoy desaparecida) del Presidente Terra, este mojón se encontraba en las inmediaciones de la presa en Rincón del Bonete. Además estaba ubicada
en Sala de Sesiones de Directorio la obra “La República” en bronce fundido, busto que se perdió en el incendio de Palacio de la Luz (UTE) en año 1993.
24 de Abril de 1959, el nivel del embalse de Rincón del Bonete en cota 84,80 metros, comienza a descender, en Paso de los Toros tambien.
En una serie que nos ocupara todo Abril recordamos los hechos de Abril del 59, en sus historias y relatos gracias a un libro con testimonios históricos de la memoria viva. Homenaje de un pueblo al país. HOMENAJE DE PASO DE LOS TOROS AL PAÍS
“Se ha dicho que el río Negro es navegable hasta el paso del Palmar; pero es error general, puesto que únicamente lo es hasta 25 kilómetros para arriba de la ciudad de Mercedes, o sea hasta la barra del arroyo Cololó, y aun así únicamente para embarcaciones de escasísimo calado.” - Orestes Araujo, 1900 -